Soy consciente de que ha pasado algún tiempo desde la última vez que publiqué una de estas tartas tipo pie que tanto, tanto, tanto me gustan… He de confesar que «off the blog» alguna que otra ha caído por éste mi lado de la pantalla (sé que me perdonáis el desliz, ¿verdad que sí?). Así que, aprovechando que la temporada de cerezas está en todo su esplendor —nunca llega lo suficientemente pronto— y que esta fruta sencillamente me apasiona, os traigo hoy la solución a esa situación insostenible en forma de cherry pie, una tarta de cerezas al más puro estilo americano que quita todos los males (o casi todos).
Si bien es cierto que ya se va dejando sentir algo de flojera a la hora de encender el horno, difícilmente encontraremos mejor momento para disfrutar de una verdaderamente suculenta tarta cargada de fruta fresca como ésta. Y esa masa quebrada… crujiente y fundente al mismo tiempo. Una locura. Siempre acabo mordisqueando despacito los bordes para que dure un poco más, pero hay batallas que se saben perdidas incluso antes de librarlas. Sin embargo, hasta que no desaparece la última miga no hay nada escrito.
Tal y como afirma la canción —y no podía estar más de acuerdo—, una buena cherry pie “tastes so good, makes a grown man cry” («está tan rica que puede hacer llorar a un hombre hecho y derecho»). Como anécdota os diré que se trata de todo un icono en el estado de Iowa desde hace ya más de un siglo. Hasta tal punto es allí venerada esta versión del clásico American pie que, durante la multitudinaria celebración VEISHEA, celebrada anualmente en el campus de la Iowa State University, los estudiantes de dicha universidad solían hacer y vender cherry pies a los visitantes con el fin de recaudar fondos. En una de sus últimas ediciones, se llegaron a vender hasta 14.000 tartas (¡eso fueron alrededor de 750.000 kg de cerezas!).


Bueno, puede que yo no sea, precisamente, un hombre hecho y derecho, pero igualmente me entran ganas de ponerme a llorar al darme cuenta de que a estas alturas ya no queda ni la fuente por fregar… (Pero que no cunda el pánico; si los iowanos pueden hacer 14.000 cherry pies en una semana, si me pongo, yo puedo hacer al menos otra en un pis pas 😉 ).
- Ver receta aquí.
- Utilizar la receta completa.
- 1.000 - 1.500 g (2¼ - 3½ lb) de cerezas frescas (según la profundidad del molde)
- 80 ml (1/3 cup) de agua, filtrada o mineral
- 100 - 150 g (½ - ¾ cup) de azúcar blanco
- ½ cucharadita de sal
- 15 - 30 ml (1 - 2 cucharadas) de zumo de limón (mejor recién exprimido)
- 10-15 g (1 ½ - 2 cucharadas) de harina fina de maíz (tipo Maizena)
- ½ cucharadita de canela de Ceilán molida
- 30 g (2 cucharadas) de mantequilla sin sal, muy fría y cortada en pequeños dados
- 25 g (¼ cup) de almendras tostadas molidas*
- Lavamos y deshuesamos las cerezas. A continuación, las colocamos en una cacerola amplia junto con el agua, 100 g (½ cup) del azúcar, la sal, 15 ml (1 cucharada) del zumo de limón, 10 g (1 ½ cucharadas) de la harina fina de maíz (Maizena) y la canela molida.
- Colocamos a fuego medio y llevamos a ebullición, removiendo de vez en cuando con ayuda de una espátula de silicona.
- Una vez rompa a hervir, reducimos el fuego al mínimo y dejamos cocer unos 5 minutos hasta que los juegos espesen, sin olvidar remover la mezcla con frecuencia para evitar que se pegue al fondo del recipiente.
- Pasado este tiempo, probamos y añadimos el resto del azúcar o zumo de limón según el grado de dulzor/acidez deseado. Si el relleno hubiera quedado demasiado líquido, añadiríamos también el resto de la harina fina de maíz, sin olvidar que al enfriarse, espesará un poco más. Removemos una vez más para combinar.
- Retiramos del fuego y dejamos enfriar por completo antes de rellenar nuestra tarta (unas 3-4 hrs según la temperatura ambiente).
- Ver receta aquí.
- No requiere prehorneado.
- Precalentamos el horno (eléctrico) a 220ºC (425ºF).
- Cubrimos la bandeja del horno con papel vegetal de hornear (de esta forma evitamos que se los jugos que puedan rebosar de la tarta se peguen a la bandeja) y reservamos.
- Retiramos el molde para pies de 23 cm (9") de Ø del frigorífico, ya recubierto con la base de masa, lo colocamos sobre la bandeja del horno y esparcimos de manera uniforme las almendras molidas sobre la superficie; esto evitará que los jugos del relleno reblandezcan la masa en exceso (aunque es inevitable que se reblandezca un poco debido a la humedad de la fruta).
- Vertemos ahora el relleno y los jugos (podemos escurrir ligeramente el relleno si pensamos que ha soltado demasiado líquido), lo repartimos uniformemente por todo el molde y dejamos caer los daditos de mantequilla fría bien repartidos por toda la superficie de la fruta.
- Seguidamente, humedecemos ligeramente los bordes con un poco de agua y colocamos la parte superior de la masa sobre la base con el relleno. A continuación, cubrimos el borde de la parte superior con el margen sobrante de la base. Con ayuda de los dedos unimos ambas partes asegurándonos de que se quedan bien selladas.
- Para terminar, podemos dejar el contorno de nuestra tarta decorado con un diseño ondulado simplemente utilizando los dedos de ambas manos (yo lo hago intercalando el nudillo de una mano entre el índice y el pulgar de la otra) o incluso con las púas de un tenedor; más sencillo aún. Este último paso puede requerir algo de paciencia y habilidad si no estamos muy familiarizados con la técnica (aún recuerdo mi primera tarta; lamentable...), pero no hay como seguir haciendo pies para llegar a atrevernos hasta con los diseños más creativos.
- Finalmente, con ayuda de un pincel de repostería, pintamos la parte superior con el huevo batido, espolvoreamos con azúcar. Con ayuda de un cuchillo bien afilado, terminamos haciendo unas unas 3-5 ranuras de unos 3-4 cm en la parte superior de la masa que servirán como ventilación para que salga el vapor sin problema.
- Introducimos la bandeja con nuestra tarta en el tercio inferior del horno durante unos 25 minutos. Pasado este tiempo, reducimos la temperatura a 190ºC (375ºF) y seguimos horneando durante unos 15-20 minutos más o hasta que la parte superior haya adquirido un tono bien dorado y los jugos borboteen a través de las ranuras de ventilación. Si viéramos que nuestra tarta empieza a adquirir un tono "demasiado dorado"; podemos entonces cubrirla con papel de aluminio (simplemente lo dejaremos caer; ha de quedar holgado) durante los últimos 15 minutos.
- Una vez lista nuestra tarta, la retiramos del horno y la dejamos enfriar sobre una rejilla unas 3 o 4 horas antes de cortarla.
- Podemos servir la tarta templada o a temperatura ambiente, sola o acompañada; a mí los pies me gustan templaditos y acompañados con helado de vainilla (à la mode, como se suele decir).
Se conserva a temperatura ambiente durante unos 2 o 3 días (alguno más si la refrigeramos), siempre bien cubierta.
- Es muy probable que, después de montar la tarta, te sobre algo de masa. No dudes en congelarla envuelta primero en film transparente y después en papel de aluminio. Se conserva durante 2-3 meses.
- En lugar de pincelar la masa con huevo, puedes hacerlo con leche o nata.
- Si quieres tomarte tu tarta siempre caliente, no te cortes y mete la porción que te vayas a comer en el microondas a potencia media unos 30 segundos.
- Día nacional (EEUU) del cherry pie: 20 de febrero.