Y llegaron las vacaciones para mi querido horno; al blog le queda aún alguna que otra alegría. Estoy segura de que algún espíritu afín a ese otro lado ya ha reparado en que me encanta preparar cócteles en cuanto los termómetros empiezan a subir.
A pesar de haber hecho un alto en el camino para disfrutar estas fiestas como se merecen, no quería dejar pasar este día tan especial para muchos sin acordarme de todos vosotros y dedicaros este post.
Cuando pensamos en cumpleaños —como veis, seguimos saboreando los buenos momentos— es fácil que nos invadan inmediatamente toda una serie de imágenes e ideas asociadas.
Hoy cambiamos de tercio. Nos hacemos los adultos por unos instantes y nos engalanamos temporalmente para la ocasión. Y es que me encantan los cócteles.
"It is a truth universally acknowledged, that a single man in possession of a good fortune must be in want of a wife..." Uno puede o no compartir semejante afirmación, pero así fue como todo esto empezó. O al menos, es el pie que da paso a esta, cómo llamarla, andadura en mi Pemberley particular.
Una entrada express este precioso lluvioso día de Navidad para desearos lo mejor. Porque sois los mejores seguidores que un blog podría desear tener. Y porque una buena taza de cacao caliente me parece una manera deliciosa de desearos todo mi cariño en estas fechas. ¿Me acompañáis?
Si alguien lo dudaba, ahora ya toda duda ha quedado despejada: hace calor. Por mucho que el instinto me conduzca hacia los mandos del horno, tengo que pensármelo dos veces antes de ceder.