Estoy segura de que más de una vez os habréis cruzado con distintas referencias a esa algo enigmática tarta de melaza que, de tanto en tanto, aparece subrepticiamente en esta o aquella novela, película o cuento.
Soy consciente de que ha pasado algún tiempo desde la última vez que publiqué una de estas tartas tipo pie que tanto, tanto, tanto me gustan...
Llevaba ya ni recuerdo cuánto tiempo queriendo probar a preparar alguna receta con ruibarbo. Si os soy sincera, la idea iba y venía, pues jamás vi ni rastro de esta hortaliza —o fruta, según a quién le preguntes—, así que pasaba el tiempo y el ruibarbo quedaba relegado a un rincón en desuso de mi memoria.
Sabéis que no es del todo lo mío, pero aquí me tenéis de nuevo con un plato no dulce. Aun así, será necesario, igualmente, encender el horno y dejar que nuestra casa se llene de aromas increíblemente irresistibles.
¿No os parece que las tartas tipo pie así enrejadas, como es el caso de esta tarta de arándanos (blueberry pie), siempre han quedado muy fotogénicas en las películas y dibujos animados que hemos visto toda la vida?
El de hoy es un dulce del que, reconozco, nunca había oído hablar hasta hace bien poco: los requetebritánicos y archinavideños mince pies.
La masa quebrada casera es una de esas recetas a las que vuelvo una y otra vez porque es un básico recurrente en la elaboración de otras recetas. Y es que tanto si nos apetece preparar una tarta dulce (como esta Apple Pie), como una salada (por ejemplo, esta otra deliciosa Quiche Lorraine)...