Después de lo que me parece una eternidad sin hacerlas, traigo al fin una nueva receta de galletas que, además de sencillísima de hacer, promete convertirse en un habitual del día a día...
Soy consciente de que ha pasado algún tiempo desde la última vez que publiqué una de estas tartas tipo pie que tanto, tanto, tanto me gustan...
Entiendo que lo de plantearse encender el horno con la que está cayendo pueda echar para atrás al más aguerrido de los devotos de este querido electrodoméstico, pero si hay una ocasión que lo merezca, es la perspectiva de poder disfrutar de un clafoutis de cerezas o tarta de cerezas como esta, típica de la región de Limousin (Francia).
Tras un buen repertorio de esas entrañables delicias de la repostería más tradicional anglo-americana —como han sido los scones, biscuits, crumbles, pies y un largo etcétera—, he pensado que ya iba siendo hora de que un buen cobbler hiciera acto de presencia por el blog.
No es de extrañar que hasta para hacer helado a mí me dé por encender el horno. En fin, hay cosas que no tienen remedio ni cura…
Sí, sigo en Nueva York. Lo confieso, siento una gran debilidad por la New York Style Cheesecake. No es que el resto de variaciones de esta rica y ya clásica tarta de queso no me convenzan, que también, pero esa consistencia, ese sutil toque cítrico, su cremosidad…
Otra tarta. Otra layer cake. Una más que decadente e indecente Black Forest Cake o Tarta Selva Negra (o gateâu o torte, según la latitud).