Desde mi primera receta, aquella con la que me estrené en este mundo bloguero, el Bundt Cake Zebra o Bizcocho Cebra, no había vuelto a hacer otro bundt cake y no me lo explico, porque en casa nos encantan. Eso había que solucionarlo y pronto. Y es que aunque una no lo parezca, a una le gusta saltarse a la torera las convenciones de vez en cuando y sorprender; cantar villancicos en verano, cortarse el pelo en invierno, tomar café por la noche, comprarse biquinis en Londres, vaqueros americanos en Italia o gafas de sol en Seattle… Ahora mismo hace mucho, mucho calor y el otoño no llegará al hemisferio norte hasta dentro de un mes. Con él llegarán también a los mercados las calabazas y otros frutos y hortalizas de temporada, pero yo ya no podía esperar más para encender el horno y preparar este sorprendente bizcocho de calabaza con streusel de especias. Así que ¡hala, calabazas en agosto! ¿Anticipación? ¿Transgresión? ¿Impaciencia? Lo que sea, pero qué rico…
Lo cierto es que aunque sea una la imagen que nos viene al instante a la mente cuando pensamos en ellas, existen calabazas de todo tipo, tamaño y forma. Las hay en toda una gama de tonalidades desde el amarillo hasta el rojizo; incluso verdes. Las hay redondas y alargadas. Más grandes o más pequeñas. Rugosas o lisas. Con más o menos fibras y pepitas. Pero principalmente, en los mercados lo que encontraremos serán calabazas de verano (de piel clara y fina, semilla blanda, aunque menos duraderas) y calabazas de invierno (más secas, fibrosas, resistentes y dulces que las de verano). La variedad más empleada en España para la elaboración de bizcochos y otros postres es la «calabaza común», aunque también es muy adecuada la llamada «calabaza dulce de horno o buen gusto». Y a pesar de que el otoño sea la estación por excelencia en la que triunfa nuestra hortaliza, podemos seguir encontrándola el resto del año debido precisamente a toda esta gran variedad. Por lo general, tanto si la calabaza es de invierno como si es de verano, es aconsejable adquirir ejemplares firmes y con la piel intacta. Conviene también que conserve parte del tallo unido aún a la hortaliza, pues así se evita que la calabaza pierda parte de su humedad.
La calabaza se emplea para elaborar numerosos platos: sopas y cremas (con un poco de crema fresca, panceta, cebolla, castaña…), gratinados, entrantes y guarniciones para carnes, guisos de cuchara, rellenas, tartas saladas… Y aunque en España no es muy habitual incorporar hortalizas en la elaboración de dulces y bizcochos, no es extraño ver como en otras partes del globo también se elaboran compotas o mermeladas y otros postres con ella, pues al ser azucarada requiere una menor cantidad de azúcar. Es aconsejable emplear las más pequeñas para cocinar y las grandes para decorar, como la ya clásica calabaza de Halloween de la cultura anglosajona (conocida como jack-o’-lantern, linterna de Jack).
Y aunque aún falta un mes, tampoco queda tanto para darse cuenta de que con la estación marrón, aparece otro fenómeno anual que a muchos nos lleva de cabeza durante una buena temporada: la vuelta al cole. Y con ella, la vuelta a las rutinas y a las meriendas a las 5. Ya sabéis por dónde voy, ¿verdad? Esto ya sí que es previsión. Tener a mano un bizcocho casero de vez en cuando, nos puede resolver más de una tarde fuera de casa (¡o dentro!). Y con más razón si además es irresistible, como éste. La calabaza aporta a la miga de nuestros bizcochos un extra de jugosidad y suavidad, que les encantará tanto a ellos como a ti. Además, debido a su gran contenido en vitamina A se le atribuyen efectos beneficiosos sobre la visión. También contiene vitaminas C y E y una proporción significativa de vitaminas pertenecientes al grupo B, aunque en menor cantidad. Aporta minerales tales como potasio y magnesio y en menor medida hierro, calcio y zinc. El 90% de su contenido es agua, por lo que es muy diurética, pero también es depurativa y digestiva. Contiene muy pocas calorías (13 calorías por cada 100 gramos). Además de todo lo anterior, conviene saber que su pulpa es eficaz para combatir las quemaduras. No me digáis que no es una alternativa interesante en nuestros bizcochos.
Para finalizar, os diré que en repostería es frecuente encontrar la calabaza combinada con un buen número de especias, como es el caso de la receta que ahora nos ocupa. Una de esas especias aquí empleadas, la pimienta jamaicana (allspice en inglés), puede no ser muy popular en España, pero no por eso hemos de renunciar a ella, pues es todo un descubrimiento. Debe su nombre a que su sabor y olor son similares a una mezcla de otras especias, como el clavo, la canela, la pimienta negra y la nuez moscada. Así que, en caso de no dar con ella, creedme si os digo que es muy fácil de sustituir, pues en casa podemos hacer nuestra propia combinación de especias (consulta la sección de «Sustitución de Ingredientes»). También se la conoce como pimienta gorda, pimienta guayabita, pimienta dulce, pimienta inglesa, malagueta, pimienta chapa o tabasca.
Y vamos ya con nuestro pumpkin bundt cake o bizcocho de calabaza, cargadito de especias otoñales y culminado con un glaseado sublime, aunque esto último ya lo dejo a vuestra total discreción.
- 225 g (1 cup) de mantequilla sin sal
- 300 g (1 ½ cups) de azúcar blanco
- 4 huevos (L)
- 2 cucharaditas de extracto puro de vainilla
- 390 g (3 cups) de harina de trigo floja
- 2 cucharaditas de bicarbonato sódico
- 1-3 cucharaditas de canela de Ceilán molida
- ½ cucharadita de sal
- 225 g (1 cup / 8 oz) de sour cream (o yoghurt griego)
- 245 g (1 cup) de puré de calabaza
- 110 g (½ cup) de azúcar moreno
- 30 g (2 cucharadas) de mantequilla sin sal
- 1 cucharadita de canela de Ceilán molida
- ¼ cucharadita de pimienta de Jamaica molida (allspice)
- 175 g (1 ½ cups) de azúcar glass
- 2-3 cucharadas de zumo de naranja (o leche semidesnatada)
- En un cuenco mediano mezclamos el azúcar moreno, la canela y la pimienta de Jamaica (allspice) con la ayuda de unas varillas.
- Agregamos la mantequilla y mezclamos bien hasta obtener una mezcla homogénea y algo compacta similar a la arena húmeda. Reservamos.
- Precalentamos el horno (eléctrico) a 175ºC y colocamos la rejilla a media altura.
- Engrasamos a conciencia un molde para bundt cakes (o de tubo) de unos 25 cm Ø (12-14 cups de capacidad) y reservamos.
- En un cuenco mediano tamizamos juntos la harina, el bicarbonato sódico, la canela molida y la sal. Reservamos.
- En el cuenco de nuestra amasadora, equipada con el accesorio de pala (o en un cuenco grande), batimos la mantequilla a velocidad media durante un minuto o hasta que adquiera una textura cremosa y suave.
- A continuación, agregamos el azúcar y seguimos batiendo a velocidad media-alta durante 3-4 minutos o hasta obtener una mezcla de consistencia esponjosa y de color más pálido.
- Añadimos los huevos ligeramente batidos y de uno en uno. No añadiremos el siguiente hasta que el anterior no haya quedado incorporado a la masa por completo. Es posible que al principio la mezcla adquiera un aspecto como "cortado"; es completamente normal y cuando agreguemos la harina nuestra masa volverá a quedar suave y homogénea.
- Incorporamos el extracto de vainilla y mezclamos bien hasta que la mezcla quede uniforme. Según vamos trabajando con la masa, es conveniente ir despegando los restos de los laterales y el fondo con una espátula de silicona para que la mezcla sea lo más homogénea posible.
- Ahora iremos añadiendo progresivamente los ingredientes secos que teníamos reservados (harina, bicarbonato sódico, canela y sal) alternándolos con el sour cream (o yoghurt) de la siguiente forma: ⅓ de ingredientes secos, ½ de sour cream, ⅓ de ing. secos, ½ de sour cream y finalmente el último ⅓ de ing. secos restante. Es decir, empezamos y acabamos con los ingredientes secos, mezclando en cada adición sólo lo justo para integrar los ingredientes.
- Finalmente incorporamos el puré de calabaza y mezclamos justo hasta que quede repartido de manera uniforme por toda la masa. Si fuera necesario, terminaremos del mezclar y a mano con la ayuda de la espátula.
- Vertemos ⅔ aprox. de la mezcla anterior en el molde previamente engrasado y damos unos golpecitos suaves contra el banco de la cocina para que la masa se asiente bien en el fondo y quede nivelada (es preferible colocar un paño doblado entre el molde y la superficie para evitar daños). A continuación, incorporamos el streusel que teníamos reservado sin que llegue a tocar los laterales del molde (ni externo ni del tubo). Añadimos el resto de la masa procurando que el streusel quede bien cubierto y volvemos a dar unos cuantos golpecitos, con cuidado de que streusel y masa no se mezclen, y termine así de asentarse todo bien y se rellene cada rincón y hueco del molde. De esta forma, además, también se expulsarán las posibles burbujas de aire que se hayan podido formar durante el amasado.
- Horneamos durante 55 - 60 minutos aproximadamente o hasta que al insertar una brocheta o cake tester en el centro salga limpia. Si no lo hace, iremos comprobando cada par de minutos hasta que lo haga.
- Sacamos nuestro bizcocho de calabaza del horno y lo dejamos enfriar dentro del molde sobre una rejilla durante 10 minutos exactamente. Pasado este tiempo, damos unos golpecitos contra el banco de la cocina de nuevo y movemos con cuidado en todas las direcciones. Así nos aseguramos de que se haya despegado sin problema de las paredes y del fondo del molde. Le damos la vuelta con cuidado y lo dejamos enfriar por completo sobre la rejilla antes de decorar con el glaseado.
- En un cuenco pequeño, combinamos el azúcar glass, previamente tamizado, con el zumo de naranja (o leche) y mezclamos hasta obtener una mezcla homogénea y algo espesa. Es preferible ir añadiendo el líquido progresivamente hasta lograr la consistencia deseada.
- Una vez frío nuestro bundt cake, vertemos la glasa por encima y dejamos que se solidifique antes de cortar y servir.
Se conserva varios días bien cubierto a temperatura ambiente.
- En vez de decorarlo con glasa, puedes simplemente espolvorear tu bizcocho con un poco de azúcar glass. Quedará perfecto y precioso.
- También se puede prescindir del streusel, obviamente, pero con él desaparecerá una buena cantidad de matices en el sabor y textura finales.
- Día nacional del Bundt Cake: 15 de noviembre.
Receta adaptada del Sour Cream Pumpkin Bundt Cake de Very Best Baking