Estos Chelsea Buns (panecillos o bollos de Chelsea) son toda una institución de la repostería británica y un imprescindible en su afternoon tea desde principios del siglo XVIII. Reciben su nombre la aclamada The Old Chelsea Bun House, situada cerca del londinense barrio de Chelsea en la ya desaparecida Grosvenor Row —calle principal que conectaba Pimlico con Chelsea y, aunque técnicamente se encontraba en el barrio de Pimlico y no en este último, todo apunta a que nada se puede hacer ya en cuanto a la legitimidad de su nombre— y entre cuya ilustre y asidua clientela se contaban, entre otros, los Hannover.

Chelsea Buns (Panecillos Chelsea)

Los emblemáticos Chelsea Buns de la Old Chelsea Bun House (regida inicialmente por Richard Hand, conocido como «Captain Bun», y, tras su muerte, por su mujer e hijos, sucesivamente) llegaron a brindar fortuna y fama a cuatro generaciones de la misma familia gracias a su delicado y exquisito sabor, suavidad y ternura, cualidades que, pese al empeño de muchos, nunca lograron ser imitadas. Lamentablemente, el establecimiento fue demolido en 1839 tras la muerte del último miembro de la familia Hand, no sin haber disfrutado del favor del público durante más de siglo y medio. Sin embargo, no hubo de pasar demasiado tiempo hasta que otra bun house no sólo acudiera presta a coger el testigo, sino que además fue a parar al mismo barrio ¡e incluso a la misma calle! Pero la cosa no quedó ahí, para terminar de poner la guinda al pastel, recibió el audaz nombre de The Real Old Chelsea Bun House. Pese a su gran popularidad, nunca consiguió igualar el encanto y el gracejo de la original.

Chelsea Buns (Panecillos de Chelsea)

Chelsea Buns (Panecillos de Chelsea)

Los Hand, además de sus hornadas diarias de Chelsea Buns (excepto en domingo, día en que estaba prohibido venderlos), se encargaban de elaborar los también icónicos Hot Cross Buns cada Viernes Santo. Su venta solía provocar la congregación de una enorme multitud frente a su puerta desde las 3 o las 4 de la mañana, hora a la que comenzaban a encender los hornos. Tal fue la escena que se originó en 1792 —la muchedumbre enfervorecida comenzó a reclamar en tropel sus Hot Cross buns hasta el punto de que no pudieron más que venderlos a través de las rendijas de contraventanas y hasta fue necesaria la intervención de la policía para imponer el orden— que al año siguiente dejaron de hacerlos; el 27 de marzo de 1973, miércoles anterior al tan esperado Good Friday, amaneció con una nota colgada en la puerta del establecimiento que rezaba así:

Chelsea Bun House
Exterior of the Old Chelsea Bun House by Shepherd, Frederick Napoleon – ©Museum of London

Royal Bun House, Chelsea, Good Friday

No Cross Buns.

Mrs. Hand respectfully informs her friends and the public, that in consequence of the great concourse of people which assembled before her house at a very early hour, on the morning of Good Friday last, by which her neighbours (with whom she has always lived in friendship and repute) have been much alarmed and annoyed; it having also been intimated, that to encourage or countenance a tumultuous assembly at this particular period might be attended with consequences more serious than have hitherto been apprehended; desirous, therefore, of testifying her regard and obedience to those laws by which she is happily protected, she is determined, though much to her loss, not to sell Cross Buns on that day to any person whatever, but Chelsea buns as usual.

Sin embargo, pasado un tiempo reanudaron sus viejas costumbres y volvieron a vender Hot Cross Buns para Viernes Santo (el 18 de abril de 1839, Viernes Santo de aquel año, llegaron a vender alrededor de ¡24.000 Hot Cross Buns!). Aun así, el establecimiento cerró y fue demolido unos meses más tarde.

Y para terminar, y volviendo a nuestros protagonistas, un poco de literatura como a mí me gusta. Alusiones a los Chelsea Buns ha habido muchas y, generalmente, la mar de sugerentes a lo largo de la literatura inglesa. Entre otros, Charles Dickens, en Bleak House, como referencia geográfica inequívoca si andabas por el barrio:

«I was rather in a hurry,» returns Mr. Bucket, «for I was going to visit a aunt of mine that lives at Chelsea — next door but two to the old original Bun House…»

También encontramos referencias a esos codiciados Chelsea buns en A Tangled Tale de Lewis Carroll:

«Give her a Chelsea bun, miss! That’s what most young ladies like best!» The voice was rich and musical, and the speaker dexterously whipped back the snowy cloth that covered his basket, and disclosed a tempting array of the familiar square buns, joined together in rows, richly egged and browned and glistening in the sun.

Sin embargo, a Jonathan Swift no parecieron impresionarle demasiado, pues en su famoso A Journal to Stella llegó a escribir:

“Pray, are not the fine buns sold here in our town; was it not rare Chelsea buns? I bought one today in my walk; it cost me a penny; it was stale, and I did not like it…”

Chelsea Buns (Panecillos de Chelsea)

Antes de dejaros con la receta, no quisiera marcharme sin expresar mi especial agradecimiento al Museum of London por su amabilidad e interés a la hora de concederme el permiso de utilizar su imagen para ilustrar esta entrada.

Chelsea Buns {panecillos o bollos de Chelsea}
 
Tiempo de Prep. (esperas incl.)
Tiempo de Cocción
Tiempo Total
 
Autor:
Tipo de receta: Rolls & Buns
Origen: British
Raciones: 10-12 buns (según tamaño)
Ingredientes
(Todos los ingredientes han de estar a temperatura ambiente, salvo que se indique lo contrario)
Para la masa de los buns:
  • 195 ml (¾ cup + 1 cucharada) de leche entera (+ leche extra para pincelar), templada
  • 85 g (¼ cup + 2 cucharadas) de mantequilla sin sal
  • 360 - 390 g (2 ¾ - 3 cups) de harina de trigo de uso común (+ harina extra para amasar)
  • 6,5 g (2 cucharaditas rasas) de levadura seca de panadería
  • 35 g (3 cucharadas aprox.) de azúcar blanco
  • 1 huevo (L)
  • Ralladura fina de 1 limón mediano (¡sólo la parte amarilla!)
  • 1 cucharadita de sal
Para el relleno:
  • 30 g (2 cucharadas) de mantequilla sin sal, ablandada
  • 40 g (3 cucharadas) de azúcar moreno
  • 1 cucharadita de mezcla de especias (mixed spices)*
  • 100 g de pasas (sultanas, Corinto, etc.)
Para el glaseado:
  • 30 ml (2 cucharadas) de leche entera, bien caliente
  • 50 g (4 cucharadas) de azúcar blanco
Elaboración
De los buns:
  1. En un cazo a fuego lento calentamos la leche y la mantequilla, mientras removemos con unas varillas justo hasta que esta última se haya fundido y sin dejar que la mezcla llegue a hervir. Retiramos del fuego y dejamos enfriar hasta que se temple.
  2. En el cuenco de nuestra amasadora, equipada con el gancho de amasar (o en un cuenco amplio aparte, si vamos vamos a trabajar manualmente), colocamos 360 g (2 ¾ cups) de la harina junto con la levadura y el azúcar y mezclamos inicialmente con las varillas hasta combinar.
  3. Una vez a temperatura ambiente la mezcla anterior de leche y mantequilla (punto 1), empezamos a verterla gradualmente sobre la mezcla anterior de harina, levadura y azúcar mientras mezclamos lentamente.
  4. Seguidamente, añadimos el huevo, la ralladura de limón y la sal y seguimos mezclando hasta que quede todo perfectamente integrado.
  5. Empezamos entonces con el amasado propiamente dicho durante unos 5-7 minutos hasta conseguir una masa homogénea, suave y elástica que se despegue con facilidad del cuenco o superficie de trabajo. Si viéramos que a mitad del proceso la masa sigue demasiado pegajosa, incorporaríamos gradualmente los 30 g de harina restantes, cucharada a cucharada hasta lograr la textura y consistencia deseadas (es posible que no sea necesario añadirla toda).
  6. Seguidamente, formamos una bola con las manos y la colocamos en un cuenco amplio y limpio, previamente engrasado con una fina película de aceite de sabor neutro (de girasol, por ejemplo). Lo cubrimos con film transparente y dejamos levar en un lugar cálido alejado de las corrientes durante 1 ½ - 2 horas o hasta que doble su volumen.
  7. Mientras tanto, engrasamos el interior de un molde/fuente redondo de unos 30 cm Ø (12 inches aprox.) o rectangular de unos 32 × 22 cm (12½ x 8½ inches aprox.). Reservamos.
  8. Aprovechamos igualmente para tener listos los ingredientes del relleno. Además de pesar todos los ingredientes y asegurarnos de que estén a temperatura adecuada, también podemos ir mezclando en un cuenco pequeño las especias con el azúcar moreno para repartirlo todo de manera homogénea.
  9. Una vez finalizado el levado de la masa, desgasificamos presionándola dentro del cuenco suavemente con los nudillos, la colocamos sobre la superficie de trabajo, ligeramente enharinada, y la dejamos reposar unos 10 minutos.
  10. Seguidamente, la extendemos con un rodillo de amasar, igualmente enharinado, hasta formar un rectángulo de unos 25 × 45 cm (10 x 17¾ inches aprox.) y 1 cm (½ inch) de grosor. Si la masa encogiera al intentar extenderla, la dejaremos reposar otros 5-10 minutos y probaríamos de nuevo.
  11. Con ayuda de un pincel de repostería, extendemos la mantequilla ablandada por toda la superficie de la masa de manera uniforme, dejando 1 cm de margen por el lado ancho más cercano a nosotros.
  12. Seguidamente, repartimos la mezcla de azúcar y especias sobre la capa de mantequilla y finalmente esparcimos las pasas sobre todo lo anterior.
  13. Enrollamos ahora la masa empezando por el lado ancho más alejado de nosotros, ajustando bien pero sin apretar, hasta enrollarla por completo. Para sellar el rollo, humedecemos con un poco de agua el margen que hemos dejado sin relleno con ayuda de un pincel de repostería y sellamos bien la junta.
  14. Con un cuchillo bien afilado cortamos porciones de unos 3 - 3,5 cm de grosor y las vamos colocando en el molde, dejando una pequeña separación entre uno y otro.
  15. Cubrimos con film transparente y dejamos levar de nuevo unos 45 minutos - 1 hora en las mismas condiciones que en el primer levado hasta que crezcan y se toquen entre sí y queden visiblemente esponjosos.
  16. Precalentamos el horno (eléctrico y sin aire) a 200ºC (390ºF) y colocamos la rejilla del horno a media altura.
  17. Una vez listos nuestros Chelsea buns, pincelamos con suavidad la superficie de cada uno de ellos con un poco de leche con ayuda de un pincel de repostería y horneamos durante unos 20-25 minutos o hasta que queden dorados (si se doraran demasiado, podemos colocar un poco de papel de aluminio holgadamente sobre el molde durante los últimos 5 minutos).
Del glaseado:
  1. Mientras tanto, prepararemos el glaseado, para lo que tan sólo habremos de disolver el azúcar en la leche caliente.
  2. Una vez listos nuestros buns, retiramos la fuente del horno e inmediatamente los pincelamos aún calentitos generosamente con el glaseado. Los dejamos templar dentro el molde sobre una rejilla.
  3. Se pueden comer templados o a temperatura ambiente, así tal cual o bien partidos por la mitad y untados con mantequilla.

    Aunque nada es comparable a un Chelsea bun recién hecho, se conservan tiernos de 2 - 3 días a temperatura ambiente bien cubiertos y resguardados del aire.
    Firma Rosa M Lillo
Notas
- *Para hacer tu propia mezcla de especias (mixed spice) yo suelo combinar las siguientes:
    1 cucharada de canela de Ceilán molida
    1 cucharada de pimienta de Jamaica (allspice)
    2 cucharaditas de nuez moscada molida
    1 cucharadita de clavo molido
    1 cucharadita de jengibre molido
    1 cucharadita de cardamomo molido (opcional)
    1 cucharadita de semillas de cilantro molido (opcional)
Se conserva en un frasco de cristal bien cerrado en un lugar fresco y seco y alejado de la luz.
- Esta vez no te he dicho que el glaseado es opcional porque no lo es; además de ayudar a que se conserven tiernos durante más tiempo, la experiencia de probar uno de estos Chelsea buns con una buena dosis de glaseado no tiene igual.
- Los platos y el paño, ambos de Laura Ashley, los encuentras en la tienda online Claudia & Julia.

Fuentes: British History Online, Londonist, et. al.

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