Chocolate-Studded Monkey Bread {Pan de Mono con Pepitas de Chocolate}

La primera vez que oí mencionar el nombre de monkey bread me dio la risa. «No, en serio», exigía yo una vez recuperado el aliento. Tras aceptar «pan de mono» como vianda (y no como alimento para primates o alguna especie de simio comestible ni nada por el estilo), seguí pensando que no, que de todas formas aquello no me llamaba lo suficiente. Mal, mal, mal. ¡Con lo feo que está hablar sin saber! Desde luego, qué descarada es la ignorancia…

Monkey Bread {Pan de Mono}

Así que cuando pasó el tiempo y pude comprobar con mis propios ojos de qué se trataba realmente, me pareció el dulce más gracioso, rocambolesco y apetecible que había visto jamás. Y entonces supe que tendría que hacer mi propio pan de mono ya. Más tarde, nada más darle el primer mordisco, tras aquel pellizco pringosete, comprendí que había tardado demasiado en tomar aquella sabia decisión. Y por si fuera poco, toda la casa olía a gloria, es decir, a canela, mantequilla, azúcar caramelizada… ¡Para matarme! Casi me quedo sin probar uno de los bocados más suculentos que han podido salir de mi horno. Lección aprendida.

Monkey Bread

Pero ¿qué es exactamente este monkey bread? Pues se trata de una especie de pan dulce y necesariamente algo pegajoso, compuesto por una serie de bolas de masa rebozadas en mantequilla, azúcar y canela y horneadas todas juntas como un todo en el mismo molde (generalmente de tubo). También conocido, aunque menos, como African coffee cake (‘tarta de café africana’), golden crown (‘corona dorada’), pinch-me cake (‘pastel pellízcame’), pull-apart bread (‘pan desmontable’) y bubbleloaf o bubblebread (‘pan burbuja’) es una receta muy popular en los Estados Unidos. El origen de tan peculiar nombre es, como viene siendo ya habitual, incierto. Algunos mantienen que se debe a su parecido con la araucaria (monkey puzzle tree en inglés), otros a que la forma de comerlo (por lo general colectivamente y con las manos) recuerda al comportamiento de los monos. Pero no hay consenso ni versión definitiva confirmada. Las primeras recetas, tal y como lo conocemos hoy por hoy, comenzaron a aparecer en los EEUU allá por los años 1950 en revistas femeninas y compilaciones de recetas, pero sigue siendo prácticamente un desconocido fuera de sus fronteras.

Monkey Bread

Aunque se trate de un dulce relativamente joven, sus antepasados cuentan ya con varios siglos de historia a sus espaldas. Algunos historiadores en el ámbito de la gastronomía cuentan que las primeras recetas en forma de panecillo dulce a base de mantequilla y canela se remontan a las ancestrales cocinas de Oriente Medio. Tanto aquellas recetas como las especias empleadas para su elaboración, llegaron a Europa en la Edad Media de la mano de cruzados, viajeros, mercaderes y exploradores. La composición y elaboración de estos panecillos fueron variando en función de las culturas culinarias que las adoptaban, pero el concepto permaneció inmutable. El German kuchen, la French galette, los Pennsylvania Dutch sticky buns y el monkey bread todos son descendientes de aquellas antiguas recetas. Muchos son los que coinciden en que el actual monkey bread fue el resultado del trabajo conjunto de la actriz de cine mudo ZaSu Pitts (también afamada cocinera y autora de libros de cocina) y de su vecina, Ann King, allá por los años 1940. Supuestamente, ambas mujeres llegaron a este pintoresco nombre a raíz de los niños del vecindario, que eran como «pequeños monos metomentodo que no podían apartar sus manos del pan recién sacado el horno».

Fuentes: Wikipedia, Foodtimeline y Los Angeles Time – Food

Un par de anécdotas: Cindy Crawford preparó su propia receta familiar en el programa de TV «Good Morning America» durante las Navidades de 1999. Incluso Nancy Reagan solía servir Monkey Bread en la Casa Blanca durante las vacaciones; su receta acabó siendo publicada en 1985 en el American Cancer Society Cookbook (los más curiosos podéis consultar la receta de Nancy y más info sobre este pintoresco pan el siguiente enlace: «Just Say Dough,» Michael Boodro, The New York Times).

Monkey Bread

Aunque la base sea común a todas las recetas, las variaciones son innumerables. No se trata de una receta fácil de encontrar en establecimientos o restaurantes, sino que tiene un carácter más bien doméstico. Muchos hogares estadounidenses hacen gala de su propia versión de monkey bread; con frutos secos, pasas, arándanos, salsa de caramelo, chips de chocolate… incluso hay versiones saladas! A los niños (y a los que una vez lo fueron) les encanta, pues además de delicioso, la experiencia es realmente divertida. Pero no son menos los adultos que siguen disfrutando de ese momento entrañable entre pellizcos, risas y rechupeteos de dedos alrededor de un fabuloso monkey bread calentito y fragante, todo ternura y, de seguro, futuros buenos recuerdos. A todas luces, en casa tenemos un nuevo favorito 😉

Chocolate-Studded Monkey Bread {Pan de Mono con Pepitas de Chocolate}
 
Tiempo de Prep. (esperas incl.)
Tiempo de Cocción
Tiempo Total
 
Autor:
Tipo de receta: Bread
Origen: American
Raciones: 12-14
Ingredientes
(Todos los ingredientes han de estar a temperatura ambiente, salvo que se indique lo contrario)
Para la masa:
  • 7 g (2 ¼ cucharaditas) de levadura de panadería seca (o liofilizada)
  • 60 ml (¼ cup) de agua
  • 75 g ( ⅓ cup ) de mantequilla sin sal
  • 650 g (5 cups) de harina de trigo floja (+ harina extra para amasar)
  • 300 ml (1¼ cup) de leche entera
  • 2 huevos (M)
  • 55 g (¼ cup + 1 cucharadita) de azúcar blanco
  • 1 cucharadita de sal
  • 55 g ( ⅓ cup ) de chips de chocolate negro (opcional)
Para el rebozado:
  • 330 g (1½ cup) de azúcar moreno
  • 4½ cucharaditas de canela molida (o algo menos, al gusto)
  • 150 g ( ⅔ cup ) de mantequilla sin sal
Elaboración
De la masa:
  1. Derretimos la mantequilla en un cuenco pequeño y reservamos; deberá estar a temperatura ambiente en el momento de combinarla con el resto de ingredientes.
  2. En otro cuenco pequeño, disolvemos 1 cucharadita del azúcar blanco en el agua templada (nunca caliente) y espolvoreamos la levadura. Dejamos reposar al menos un par de minutos.
  3. Mientras tanto, ponemos la harina en el cuenco de nuestra amasadora, equipada con el accesorio de gancho (o en un cuenco grande), y hacemos un pequeño hueco en el centro. A continuación, añadimos los huevos, ligeramente batidos con anterioridad, el azúcar, la sal, la mantequilla derretida, la leche templada y la mezcla de agua y levadura y amasamos suavemente durante unos 10 minutos. Obtendremos una masa suave, brillante y elástica, aunque aún algo pegajosa.
  4. Transferimos la masa a la superficie sobre la que vamos a trabajar, ligeramente enharinada, y seguimos amasando con las manos un poco más, siempre desde el exterior hacia el centro, como si la estuviéramos plegando sobre sí misma una y otra vez, hasta conseguir formar una bola suave y brillante. Sabremos que nuestra masa ya está suficientemente amasada cuando ya no se nos pegue a las manos y recupere su forma rápidamente si la pellizcamos con suavidad. No conviene excederse amasando, pues acabaríamos con un pan pesado y correoso.
  5. Seguidamente, pasamos nuestra masa a un cuenco engrasado ligeramente con aceite de girasol o spray antiadherente, lo cubrimos bien con un paño de cocina grande y limpio y lo dejamos reposar en un lugar cálido y alejado de las corrientes de aire durante 1,5 horas o hasta que doble su volumen.
Del rebozado:
  1. Poco antes de que finalice este levado, por un lado, en un cuenco mediano derretimos la mantequilla. Reservamos.
  2. Por otro, en otro cuenco de igual tamaño, mezclamos bien el azúcar moreno con la canela con ayuda de unas varillas hasta combinar por completo. También reservamos.
Forma y horneado:
  1. Una vez transcurrido el tiempo de levado de nuestra masa, la depositamos de nuevo sobre la superficie de trabajo, ligeramente enharinada, y la desgasificamos presionando suavemente unas 4 o 5 veces con los nudillos, así eliminaremos el exceso de gas que se haya podido acumular durante el levado. A continuación, la extendemos con las manos formando un cuadrado (o un rectángulo) de unos 2 cm de grosor y, con ayuda de un cuchillo bien afilado o un cortapizzas, la vamos cortando a lo largo en tiras de unos 3 cm aproximadamente de ancho. Seguidamente, la volvemos a cortar en tiras ahora perpendicularmente. Acabaremos con un montón de cuadraditos (a mí me han salido unos 95). No es necesario que nos empeñemos en que sean todos iguales.
  2. Empezamos formando una pequeña bola con cada cuadrado para rebozarlas a continuación: primero las bañamos concienzudamente en la mantequilla derretida, dejamos escurrir con la ayuda de un tenedor y seguidamente las recubrimos bien con la mezcla de azúcar moreno y canela (en este segundo paso no hay nada como un buen par de manos trabajando al compás).
  3. Las vamos depositando dentro de un molde para bundt cakes de unos 25 cm Ø (12-14 cups de capacidad), previamente engrasado, tratando de repartirlas por igual por todo el molde al tiempo que las alternamos con los chips de chocolate (si finalmente hemos optado por añadirlos; yo cada 20 bolas aprox. dejo caer unos cuantos chips entre los huecos).
  4. Una vez finalizado este proceso de formado y rebozado de las bolas de masa, cubrimos el molde con un paño de cocina holgadamente y de nuevo dejamos reposar unos 40 minutos más en las mismas condiciones que la vez anterior.
  5. Cuando este nuevo levado esté casi a punto de finalizar, precalentamos el horno (eléctrico) a 180ºC y colocamos la rejilla a media altura.
  6. Una vez finalizado el segundo y último levado, horneamos durante unos 35 minutos o hasta que la superficie haya adquirido un precioso tono dorado.
  7. Retiramos del horno y dejamos reposar durante unos 10 minutos dentro del molde.
  8. A continuación, desmoldamos con cuidado y dejamos enfriar sobre una rejilla.
  9. Servimos aún templados.

    No hay nada como el pan de mono recién hecho, pero eso sólo pasa durante el día que los hayamos horneado. Puede conservarse perfectamente durante 2-3 días bien cubierto, aunque irá perdiendo su frescura.
    Firma Rosa M Lillo

Notas
- No te cortes y, si te gusta calentito aunque ya no esté recién hecho, puedes introducir la porción que te vayas a comer en el microondas durante unos 10-15 segundos (según su tamaño) a potencia media.
- Si estás planeando desayunar un delicioso monkey bread recién hecho, pero de verdad recién hecho, tienes que planificar con un día de antelación. Prepara la masa para que el primer levado transcurra por la noche en el frigorífico (bien cubierto con film transparente). En cuanto te levantes, sigues el procedimiento desde el punto 1 del apartado Forma y Horneado. El segundo levado no te lo puedes ahorrar, así que tendrás que madrugar un poquito, eso sí. Pero merecerá la pena.
- Obviamente, aunque la gracia está en comerlo con las manos, puedes cortarlo en porciones como si de un bizcocho se tratara.
- Sí, estáis en lo cierto; hace falta algo de tiempo para los levados y ser mínimamente meticuloso y paciente a la hora de hacer las bolas de masa y rebozarlas una a una. Sin embargo, este postre obviamente no requiere una habilidad extrema. Es divertido y entretenido y disfrutar de un solo bocado una vez terminado es la mayor de las recompensas. Para los más resistentes o menos previsores, os confesaré un secreto: existe la versión rápida, con masa de pan congelada (yo nunca he visto en el súper, pero a lo mejor es que tampoco iba buscando) y así sólo tienes que hacer las bolitas, rebozarlas y hornear tu pan de mono rápido. ¿Qué, te atreves?
- Si te decantas por añadirle los chips de chocolate, puedes incrementar la cantidad a tu gusto. Yo le he puesto pocos esta vez (la verdad es que no tenía más ni tampoco ganas de salir sólo por eso), pero lo he agradecido, pues así he podido apreciar perfectamente el increíble sabor y la textura indescriptible de la miga con todos los matices que le proporcionan un buen levado, la canela, la mantequilla y el azúcar moreno.

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