Y algunos os preguntaréis, ¿y qué es un blondie? Se tiende a considerar el blondie como una variedad sin chocolate del brownie, el pariente «rubio» de la familia. Pero parece ser que la historia puede ser más bien otra… Ya os cuento.
Hagamos primero las presentaciones oportunas. Después de haber publicado la receta de los Dark Chocolate Brownies {Brownies de Chocolate Intenso} parecía necesario deshacer este entuerto (quizás debería haber empezado por publicar la receta de hoy en primer lugar…). En cualquier caso, los blondies, en lugar de en el chocolate, tienen su razón de ser en el azúcar moreno (habitualmente light brown sugar), de ahí el contraste de color entre uno y otro (y también el motivo de sus nombres). Además, es habitual que a la receta básica se le añadan al gusto chips de chocolate (blanco, negro o con leche o de varios o de todos), así como casi cualquier variedad de frutos secos crudos o tostados (nueces, almendras, anacardos, nueces pecanas, etc.) y un sinfín de posibles ingredientes adicionales más que harán las delicias de cualquiera. Esto se traduce en uno de los dulces más fáciles de adaptar al gusto personal de cada cual. ¿O precisamente lo difícil resulta decidir qué añadir? En cualquier caso, todo esto convierte cada bocado una sorpresa para el paladar.
Por otra parte, los ingredientes principales de los blondies (azúcar moreno y/o melaza y mantequilla) son los mismos que sirven de base para el butttercotch, dulce muy popular a mediados del s. XIX similar al toffee, de ahí su característico sabor sutilmente caramelizado y su textura deliciosamente densa, llena de matices suaves y a la vez entrañables. En esta misma época, precisamente, empiezan a aparecer ya algunos libros de cocina que contienen recetas en las que se añade harina a los ingredientes tradicionales de este dulce. Supuestamente, esas recetas darían pie a un dulce similar al blondie que conocemos hoy en día. Hay también quien afirma que dichas recetas predecesoras del blondie actual en realidad proceden a su vez de la ya popular tarta de jengibre de los siglos XV-XVI, que, tras evolucionar, fue incorporando azúcar moreno y frutos secos y empezó a hornearse en moldes de poca profundidad.
Así, los orígenes de estos picaruelos son, una vez más, inciertos. Los hay quienes sostienen que el blondie es incluso el precursor del mismo brownie (y no al contrario, como muchos dan por sentado). Ese es el caso de Andrew F. Smith que, en el libro The Oxford Companion to American Food and Drink, nos cuenta cómo precisamente a finales del siglo XIX en las primeras recetas, los brownies eran de color «marrón» debido al uso de la melaza (el chocolate no se introdujo en EE.UU. hasta principios del siglo XX). Así que, ya a mediados del siglo XX, los «brownies de melaza» se empezaron a conocer como blonde brownies («brownies rubios») para diferenciarlos de los de chocolate, lo que pronto derivó en blondies («rubitos») o blondie bars. Como ya iréis intuyendo, con el auge de la popularidad del brownie de chocolate —líder indiscutible desde su aparición entre los dulces americanos—, el blondie pasó a ocupar un injusto puesto de «segundón». ¿No os da como un poco de pena?
Es muy posible que ni siquiera después de esta introducción —y a diferencia de los innumerables e incondicionales seguidores que los brownies— haya conseguido algún adepto extra para estas con frecuencia ninguneadas criaturillas. No pasa nada. Sin embargo, espero que después de haber aprendido algo más acerca de ellas y de su no siempre agradecida andadura, haya conseguido al menos un puesto en vuestra lista de recetas a hornear (o incluso en vuestro corazoncito), aunque sólo sea por haber tenido que soportar, pese a llevar en este mundo un buen puñado de décadas más que aquél, el hecho de ser considerado el pariente «rubio» del archipopular brownie. Así pues, ¿creéis que podrán llegar a ser un digno rival del hasta ahora invencible brownie? Espero impaciente vuestras impresiones.
- 115 g (½ cup - 1 stick) de mantequilla sin sal, derretida y enfriada a temperatura ambiente (aún semilíquida)
- 165 g (¾ cup, firmly packed) de azúcar moreno (a ser posible, light brown sugar)
- 50 g (¼ cup) de azúcar blanco
- 1 huevo (L)
- 1½ cucharadita de extracto puro de vainilla
- 165 g (1¼ cup) de harina de trigo de uso común
- ¾ cucharadita de levadura química (tipo Royal)*
- ¼ cucharadita de bicarbonato sódico*
- ¼ cucharadita de sal
- chips de chocolate (blanco, negro, con leche...)
- frutos secos: nueces, avellanas, nueces pecanas, etc.
- chips de mantequilla de cacahuete
- chips de butterscotch**
- fruta deshidratada o desecada: arándanos, cerezas, etc.
- plátano, troceado
- galletas oreo, troceadas
- mini pretzels salados
- M&M´s
- café instantáneo (1 cucharadita junto con el extracto de vainilla)
- Bourbon (1 cucharadita junto con el extracto de vainilla)
- coco rallado
NOTA 1: A mí, personalmente, tanto los chips de chocolate (del tipo que cada cual prefiera) como las nueces me parecen imprescindibles en realidad.
NOTA 2: Si lo preferimos (aunque esto ya es una cuestión de estética personal) podemos reservar sin añadir a la masa un puñadito de los ingredientes adicionales que vayamos a incluir para después colocarlos sobre la superficie de nuestro blondie antes de meterlo en el horno de forma que queden más visibles.
- Precalentamos el horno (eléctrico y sin aire) a 180ºC (350ºF) y colocamos la rejilla a media altura.
- Engrasamos ligeramente un molde cuadrado de unos 20 x 20 cm (8" x 8") apto para el horno. Reservamos.
- En un cuenco mediano, combinamos la harina, la levadura química, el bicarbonato sódico y la sal con ayuda de unas varillas. También reservamos.
- En un cuenco amplio aparte, mezclamos la mantequilla derretida (dejaremos que pierda un poco el calor, pero deberá seguir en estado semilíquido) junto con los azúcares y, con la ayuda de unas varillas, batimos enérgicamente durante hasta que esté todo bien combinado.
- A continuación, añadimos el huevo, ligeramente batido, y mezclamos hasta incorporar por completo.
- Seguidamente, añadimos el extracto puro de vainilla y mezclamos hasta combinar.
- Agregamos entonces los ingredientes secos que teníamos reservados (punto 3) en dos tandas y mezclamos (ahora mejor con la ayuda de una espátula de silicona o cuchara de madera) con suavidad justo hasta que apenas queden trazas visibles de harina.
- Según lo que hayamos decidido añadir, incorporamos ya los ingredientes adicionales y los repartimos bien por toda la masa. Yo he añadido 90g (¾ cup) de nueces pecanas, 40g (¼ cup) de chips de chocolate negro, 40g (¼ cup) de chips de chocolate blanco y 40g (¼ cup) de chips de mantequilla de cacahuete (a veces también le añado un puñado de arándanos deshidratados).
- Vertemos la masa en el molde y alisamos la superficie con la espátula pequeña lo máximo posible.
- Horneamos durante unos 22-25 minutos hasta que haya crecido ligeramente, la superficie muestre como una fina capa de apariencia crujiente y los bordes empiecen a dorarse. Antes de sacarlo del horno, insertamos una brocheta o cake tester en el centro; ha de salir casi limpia, con algunos restos pegados (no conviene hornear en exceso; si esperáramos a que la brocheta saliera totalmente limpia, nuestro blondie quedaría muy seco). Si vemos que se dora más de lo que nos gustaría antes de que finalice el tiempo de horneado, podemos cubrirlo con papel de aluminio (sólo dejar caer un pedazo un poco mayor que el recipiente, no cerrarlo ni envolverlo) durante los últimos 5-10 minutos.
- Dejamos enfriar dentro del molde sobre una rejilla. Una vez frío, cortamos y servimos.
Se mantienen perfectos durante 3-4 días bien cubiertos a temperatura ambiente.
- **Si quisiéramos añadir a nuestro blondie chips de butterscotch y no diéramos con ellos (no siempre fáciles de conseguir; de venta en tiendas online o especializadas en productos americanos), se pueden sustituir perfectamente por toffees blandos troceados (tipo Werther's de toffee blandos).
- En vez de utilizar chips, también se puede trocear chocolate directamente de la tableta.
- Cuidado si añadimos líquidos extra entre los ingredientes adicionales (licor, café...), pues esto extendería el tiempo de horneado.
- Bien envueltos (en film transparente primero y en papel de aluminio después), los blondies se pueden congelar (durante 2 meses).
- Día nacional (EE.UU.) del blondie: 22 de enero.
NOTA de la autora: Receta e imágenes editadas el 23 de marzo, 2021.
Receta adaptada de los «Chewy, Chunky Blondies» del libro Baking: From my home to yours de Dorie Greenspan con algunas buenas ideas de los «Blondies, infinitely adaptable» de Smitten Kitchen y unos cuantos ajustes (tras numerosas pruebas de las que han ido cuenta unos cuantos «elegidos») de ésta que escribe .