El verano está pasando a un ritmo de vértigo. Cuando publiqué mi primera receta de helado casero (¡hace ya más de un mes!) os aseguré que habría otras, muchas otras. Sin embargo, no ha sido hasta un mes después que he podido encontrar el momento y el sabor idóneos. No temáis, esta vez no hay que encender el horno, ni el fogón, ni ninguna otra fuente de calor. Para hacer este cremoso, evocador y requetefácil helado de leche con galletas María sólo serán precisos 3 ingredientes y un congelador. ¿Quién podría resistirse a semejante perspectiva?
Éste también lo he preparado sin heladora. Lo cierto es que su elaboración es muy sencilla y te permite disfrutar de un delicioso helado casero de tu elección siempre que te venga en gana, pero claro, requiere algo más de atención, puesto que hay que hacer a mano el trabajo que estaría haciendo la máquina mientras nosotros podríamos dedicarnos a otros menesteres. Aun así, a pesar de esa dedicación momentánea, hasta la fecha no me está resultando una tarea demasiado pesada ni tediosa. Ya veremos el verano que viene si decido motorizarme…
Pese a que éste sea el segundo helado del blog, espero que haya alguno más antes de que todo vuelva a girar en torno a temperaturas más llevaderas, los hornos retomen su actividad a pleno rendimiento y la leche con galletas recupere su formato original. Ahora sólo me resta decidir por qué sabor me inclino la próxima vez; redes y blogosfera están repletas de propuestas tan maravillosas como sugerentes. Y es que ¡son tantos y tan irresistibles!
Algo tiene que tener esta combinación ancestral que a tantos nos ha acompañado noche tras noche durante buena parte de nuestra niñez. ¿Quién no ha oído (y vivido) aquello del vaso de leche con galletas antes de irse a dormir? Conscientes o no, nos mandaban a la cama bien preparados para conciliar un sueño apacible y reparador. Según Carmen Barriga, catedrática de Fisiología y especialista en Crononutrición en la Universidad de Extremadura, esta es una fórmula idónea para personas con dificultades a la hora de conciliar el sueño. Según las conclusiones de su investigación, tanto los cereales de las galletas como la leche (entre otros) son alimentos ricos en triptófano, el aminoácido encargado en nuestro organismo de sintetizar la hormona melatonina, sustancia implicada en la inducción al sueño. Así que, ¿cómo vamos a ignorar tanta sabiduría?
Y antes de dejaros con esta sencilla, reconfortante y refrescante receta, aprovecho para despedirme temporalmente. Será tan sólo por un par de semanas, en las que pretendo, entre otras cosas, renovar algunos aspectos del blog. Vamos, que como me tenéis enganchadísima, me tomo unas vacaciones reposteras para trabajar un poquito más y seguir trayéndoos muchas más recetas y algunas novedades. Qué buen plan, ¿verdad? Espero que disfrutéis del verano y que a la vuelta os guste lo que encontréis. Un abrazo.
- 300 g de leche condensada, bien fría
- 500 ml (2 cups + 1 cucharada aprox.) de nata líquida para montar (mín. 35% MG), bien fría
- 100 g (3½ oz) de galletas María
- Para empezar, colocamos la nata bien fría en el cuenco de nuestra amasadora, equipada con el accesorio de varillas o un cuenco grande con ayuda de unas varillas eléctricas (en cualquier caso, todos los utensilios enfriados previamente) y la montamos, primero a velocidad baja para incrementarla hasta el máximo progresivamente hasta conseguir una consistencia firme.
- A continuación, agregamos la leche condensada, también muy fría, añadiéndola en varias tandas mientras mezclamos, ya a mano, con suavidad con ayuda de una espátula de silicona, empleando movimientos envolventes para que la nata no baje.
- Seguidamente, procedemos a mantecar el helado:
- Si disponemos de heladora, seguiremos las instrucciones del aparato.
- Si no, vertemos la mezcla en un recipiente hermético amplio y resistente a la congelación, lo introducimos bien cerrado en el congelador y, durante las 2 o 3 primeras horas (dependerá de la capacidad de congelación de cada congelador), lo iremos retirando cada 30 minutos para batirla con unas varillas eléctricas o enérgicamente con un tenedor. La idea es evitar la indeseable formación de cristales de hielo. - Mientras tanto, troceamos con las manos las galletas en trozos ni muy grandes ni demasiado pequeños (podemos reservar un par enteras para decorar). Reservamos.
- Una vez mantecado nuestro helado, incorporamos los trocitos de galleta y removemos suavemente para repartirlas por todo el helado. Cubrimos con papel vegetal de hornear o film transparente, cerramos bien y volvemos a introducir en el congelador durante al menos 12 horas más.
- Mantendremos nuestro helado en el congelador a -18ºC dentro de un recipiente hermético y cubierto con papel vegetal de hornear o film transparente para evitar la formación de cristales de hielo en la superficie.
Retiraremos del congelador unos 5-10 minutos antes de servir.
- Día europeo del helado artesanal: 24 de marzo.
Receta adaptada del Helado de leche condensada del libro Polos y Helados de Sandra Mangas