El que más y el que menos atesora algún que otro recuerdo —quizás no muy lejano— frente a un buen bol de arroz con leche casero, pues sin duda es uno de esos postres característicamente nuestros que a tantos y tantos nos ha visto crecer. Últimamente, ese inconfundible recuerdo me ha estado acechando, imponiéndoseme cada vez con más insistencia, incluso urgencia, hasta el punto que no me ha quedado más que ceder y rendirme a su tenaz reclamo. Pese a todo, y dadas las fechas en las que nos encontramos, una versión algo más refrescante parecía incuestionable, y así, tras unos mínimos ajustes pertinentes, este helado de arroz con leche que os presento hoy (y que de verdad espero que probéis porque es sencillamente el placer mismo en estado puro) ha acabado siendo el resultado de la contienda que hemos estado manteniendo mis antojos y yo.
En caso de que la duda no estuviera del todo despejada, ya os informo de que será necesario previamente empezar preparando un tradicional arroz con leche de toda la vida. Me hago cargo de que quizás, en estos momentos cercanos a la autocombustión espontánea, pasarse casi una hora delante del fogón, cuchara de palo en ristre, a más de uno pueda no parecerle el mejor de los planes. De más está decir que se trata ésta de una de esas empresas en las que la recompensa supera con creces los posibles sinsabores del inevitable trámite preliminar. Aun así, bueno es saber que en ocasiones como esta tenemos la posibilidad de recurrir a las conveniencias de ciertos y valiosos recursos a nuestro alcance hoy por hoy, esto es, a la vía rápida, que además en este caso resulta ser una opción la mar de acertada, como ha sido echar mano, para empezar, de la olla rápida (o exprés) —mi recién estrenada y ya inseparable olla rápida Perfect de WMF—, reduciendo así ese tiempo y esa molestia al mínimo, sin renunciar por eso al sabor y la magia de todo un señor arroz con leche de siempre.
Con las cantidades indicadas en esta receta comprobaréis que sale más arroz con leche del que necesitaremos para preparar nuestro helado. Desde luego, podemos reducirlas sin problema para hacer sólo el que sea preciso, pero una vez metida en harina, me parecía una pena hacer tan poco y, si os digo la verdad, hacía tanto tiempo desde la última vez que lo probé, que no podía haber sido mejor excusa ésta para disfrutar de este pequeño y aun así enorme placer, pues la espera, mientras terminaba de hacerse el helado, ha sido de lo más reconfortante con un buen bol de arroz con leche extra en una mano. Siempre podemos planteárnoslo como una especie de fase previa de verificación, parte imprescindible del proceso para aseguraros de que la receta ha funcionado y todo va según lo previsto 😉
Como veréis, he querido ser bastante específica con el tipo de ingredientes utilizados, la variedad de arroz, de leche, de canela… pues sólo así podemos aspirar a conseguir un sabor verdaderamente auténtico y un resultado infalible. La molestia a la hora de escoger unos sobre otros de verdad que no me parece tal, especialmente si tenemos en cuenta que la calidad y el mimo que invirtamos en la materia prima repercutirá proporcionalmente en el desenlace de esta especie de historia de amor (como suele suceder en tantos y tantos casos…).
Y para hacer las cosas aún más llevaderas, en esta ocasión, además, hemos aprovechado para darle la bienvenida al nuevo miembro de la familia: la tan esperada heladera, que ha llegado finalmente en forma de accesorio de helado para mi venerada KitchenAid. Si con la olla rápida ya nos ahorrábamos nuestra buena ración de tiempo y esfuerzo, con esta formidable adquisición, la tarea inicial (ya de por sí sencilla aunque si bien algo entretenida) es prácticamente coser y cantar. Aun así, os dejo igualmente las indicaciones para poder hacerlo sin máquina.
Si bien es cierto que generalmente un par o dos (pares) de nuevos helados caseros vienen amenizando los últimos veranos del blog, algo me dice que éste que acabamos de estrenar se ha convertido ya en el que casi con toda seguridad será el verano de los mil y un helados. Pocas veces antes me había resultado tan cierto aquello de que la necesidad agudiza el ingenio, pues, dada la aparente disposición de nuestros termómetros a no darnos un respiro en lo que parece una temporada indefinidamente larga, no dejo de idear nuevos posibles sabores que convertir en ricos y refrescantes tentempiés. Así que es posible que, de aquí en adelante, las próximas recetas antes del habitual descanso estival se gesten y transformen en nuevos posts tras la puerta del congelador en lugar de la del horno. Ya veremos hasta dónde me llevan las fuerzas…
Sinceramente espero que este entrañable helado de arroz con leche os haya conquistado tanto como a mí y que deis con la forma de probarlo. Así que si estáis deseando saber más sobre él, no dejéis de consultar la receta que ha sido mi colaboración más reciente para el blog de Claudia & Julia y que encontráis a un simple click pinchando aquí.
Un abrazo y feliz y refrescante entrada de verano.
Notas:
Los utensilios empleados para la elaboración de esta receta los encontráis en la tienda online Claudia & Julia (haz click sobre ellos para descubrirlos):
– Olla rápida WMF Perfect
– Accesorio para helados KitchenAid
– Robot de cocina KitchenAid
– Molde cerámico de Emile Henry
– Ramequines cerámicos de Emile Henry
– Cuchillo de acero carbono Pallarès
– Balanza mecánica Tellier
– Conjunto de 6 cucharas medidoras Kitchen Craft