He de confesar que cuando llega la temporada de las cerezas ya no tengo ojos para casi ninguna otra fruta en la frutería. Por suerte, he llegado a tiempo de hacerme con un buen montón de ricas y preciosas fresas; no sé qué habría hecho si me encuentro con que ya no quedan (o son una birria) y yo toda decidida y compuesta para preparar una tarde de Eton Mess…
En realidad, hasta hace un par de meses, nunca antes había oído hablar de este invento del Eton mess («mess» = desorden, lío o follón), pero gracias a la encantadora Jess del blog What Jessica Baked Next… y a su afición por utilizarlo en varias de sus recetas, ya no podía seguir ajena a su influjo por más tiempo. Y además de esos colores (me rindo irremediablemente ante la combinación en blanco y rojo), ¿cómo iba a dejar pasar un postre con semejante nombre? En fin, para todos aquellos que, como yo, aún no supierais de su existencia, os diré que, aunque a simple vista no parezca más que el típico postre de fresas con nata, se trata de uno un tanto especial, al que pocos parecen poder resistirse.
Y algunos diréis, ¿qué tiene de especial entonces? Pues parece ser que el secreto de su éxito reside en que a la combinación de fresas con nata se le añaden merengues desmenuzados. Eso y que a continuación, como su nombre bien indica, se mezcla todo en una especie de revoltijo, no hace más que despertar el apetito y la curiosidad de cualquiera, ¿no os parece? Existen, aun así, múltiples variaciones según las preferencias personales o costumbres de cada cual —se le puede añadir un toque de licor o vino dulce o también sustituir las fresas por frambuesas, plátano, piña o incluso ruibarbo—, aunque el Eton mess de toda la vida se elabora tradicionalmente con fresas.
Estamos, pues, ante uno de los clásicos de los postres británicos y, aunque se sepa poco acerca de su procedencia, de todos es sabido que es el postre que se sirve sin falta en el prestigioso Eton College durante el partido de críquet que se celebra cada 4 de junio contra los alumnos del Harrow School. Hay quienes sostienen que todo empezó el día que, durante el partido, un inquieto perro labrador acabó sentándose sobre una cesta de picnic que contenía una tarta pavlova, que acabó, obviamente, destrozada. Aun así, se comieron aquel «mess«, que resultó toda una exquisitez. Sea o no cierta la historia (al parecer, no es más que una especie de fábula popular), puedo imaginar que no serían muy diferentes las circunstancias que dieron pie a su existencia.
Como ya podréis deducir a estas alturas, el Eton mess es un postre rápido y muy fácil de preparar (y si preferís emplear merengues comprados ya hechos, más aún incluso), capaz de convertir cualquier sobremesa en un momento delicioso y festivo y de hacer del verano un lugar aún mejor. ¿Lo has probado ya?
Fuente: Wikipedia
- 3 claras de huevo (L)
- 170 g (¾ cup) de azúcar superfino (caster sugar)
- Colorante en pasta rosa (opcional)
- 500 g (1 lb + 1½ oz) de fresas limpias
- 30 ml (2 cucharadas) de zumo de limón
- 2 cucharadas de azúcar glass
- 480 ml (2 cups) de nata líquida para montar (mín. 35% MG), bien fría
- Hojas de menta
- Precalentamos el horno (eléctrico) a 140°C y preparamos la bandeja del horno cubriéndola con papel vegetal de hornear. Reservamos.
- Colocamos las claras en un cuenco grande y batimos con unas varillas a velocidad media hasta que comience a adquirir una consistencia algo densa (deben formarse picos suaves al sacar las varillas de las claras).
- A continuación, vamos añadiendo el azúcar superfino progresivamente, más o menos una cucharada cada vez, y seguimos montando las claras hasta que la última cucharada se haya disuelto por completo (si cogemos una pequeña cantidad de merengue entre los dedos y frotamos, no debemos notar el azúcar).
- Seguidamente, si quisiéramos colorear ligeramente nuestros merengues, añadiríamos el colorante en pasta con la punta de un palillo hasta conseguir la intensidad de color deseada, mezclando con suavidad un poco más hasta que el color quede homogéneo.
- Finalmente, y sin perder demasiado tiempo (o de lo contrario las claras montadas empezarían a bajar), vamos colocando cucharadas de merengue sobre la bandeja del horno, dejando una pequeña separación entre una y otra**.
- Situamos la bandeja con los merengues a media altura y horneamos durante 1 hora.
- Pasado el tiempo de horneado, apagamos el horno y dejamos nuestros merengues dentro para que se sequen durante toda la noche o hasta que el horno esté totalmente frío.
- Una vez fuera del horno, los hemos de conservar a temperatura ambiente dentro de un recipiente hermético o bolsa con cierre de zip hasta su uso. (Si el ambiente fuera muy húmedo, conviene introducir, además, un puñadito de arroz dentro para que absorba esa humedad y no reblandezca los merengues).
- Lavamos, troceamos las fresas en cuartos (más si son muy grandes), eliminando el pedúnculo, y las colocamos en un cuenco grande junto con el zumo de limón, el azúcar glass y las hojas de menta. Removemos, cubrimos con film transparente y dejamos macerar durante 20-30 minutos.
- Pasado este tiempo, dividimos la fruta en 2 partes iguales. Una mitad la escurrimos (reservando el jugo junto con la otra mitad de la fruta) y la refrigeramos.
- Trituramos la otra mitad de las fresas, junto con todo el jugo, hasta conseguir un puré homogéneo. Si queremos que las hojas de menta aporten todo su aroma, podemos triturarlas también (luego lo colaremos todo), pero si sólo queremos que la fruta quede sutilmente aromatizada, las retiramos antes de triturar.
- Colamos para eliminar las semillas y reservamos el puré también refrigerado. (Hasta este momento, podemos ir preparando y reservando todos los componentes arriba indicados, pero en el momento en que montemos la nata, tendremos que montar nuestro Eton Mess y servir lo antes posible).
- A continuación, procedemos a montar la nata con unas varillas eléctricas. Hemos de asegurarnos de que todo esté lo más frío posible, tanto las varillas como el cuenco (bien amplio) y, por supuesto, la nata. Empezaremos a velocidad media-baja para que no salpique y vamos aumentando hasta conseguir una consistencia firme. Hemos de prestar especial atención a este paso; si nos excedemos montando, la nata se cortará y obtendremos, sin embargo, mantequilla. La nata montada se ha de utilizar lo más rápidamente posible o empezará a volverse líquida poco a poco.
- Seguidamente, rompemos los merengues con las manos en varios trozos y los añadimos a la nata montada, así como las fresas troceadas y un par de cucharadas o tres del puré de fresa para conseguir un efecto marmolado. Removemos con suavidad lo justo hasta que los ingredientes queden más o menos repartidos (recordad que estamos preparando un "mess", es decir, una especie de batiburrillo).
- Finalmente, repartimos la mezcla entre los distintos vasitos, dejamos caer por encima de cada uno un poco del puré de fresa restante, decoramos con unas hojitas de menta y servimos de inmediato.
- Si también los vas a hacer en casa, a la hora de montar las claras, es imprescindible tener en cuenta lo siguiente:
? Tanto el cuenco como las varillas deben estar perfectamente limpios, sin rastro alguno de grasa.
?A la hora de separar las claras de las yemas, hemos de evitar cualquier rastro, por pequeño que sea, de las yemas en las claras a montar; es más fácil separarlas cuando los huevos están aún fríos.
? Es muy importante dejar que las claras pierdan el frío de la nevera y estén perfectamente a temperatura ambiente antes de empezar a montarlas.
- **Para darle forma a los merengues, también puedes usar una manga pastelera y una boquilla de estrella. En este caso es un poco indiferente que la forma de los merengues sea más o menos perfecta, puesto que los vamos a romper en varios trocitos para mezclarlos con la nata y las fresas. Yo sí las he usado porque me encanta! 😉
Receta adaptada de How to Cook, Book Two de Delia Smith