Esta vez le toca el turno a la ya no tan peque de la casa. Tenía claro que para su 10º cumpleaños quería, entre otras cosas, una Funfetti Cake (vamos, una tarta arcoíris). Me encanta y me admiro de ver que tiene tan claro lo que quiere, sobre todo cuando especificó, con esa propiedad irresistible del que estrena inconscientemente conocimientos asimilados no menos inconscientemente, que tenía que ser una layer cake. Podéis imaginar que no hizo falta que insistiera lo más mínimo; no sé quién estaba más emocionada…
Y nos pusimos en marcha con el proyecto. Como suele pasar en momentos como éste en los que hay que planificar mil y un detalles, no todo lo que acabó resultando definitivo estaba previsto. Y viceversa. Pero de una cosa sí que estábamos seguras: la ilusión era el ingrediente principal y había a raudales; aquél sería un día memorable. ¡Y vaya si lo fue!
La fiesta (y la ilusión) se fue gestando, como imaginaréis, algunos días (en realidad, meses) antes; la fecha, el lugar (aunque al final siempre acabamos haciéndola en casa; dónde mejor), la lista de invitados, los mensajes, las compras, los preparativos… Y como no, ¡la tarta! No estábamos todos los que somos, pero éramos todos los que estábamos, como se suele decir. O algo así. Todo se conjuró para pasar un día prácticamente perfecto; a pesar del calor asfixiante al que habíamos estado sometidos durante toda la semana, la tarde se refrescó lo justo para poder saborearla al máximo, nos reencontramos con amigos ahora separados por la distancia, encontramos la excusa perfecta para volver a reunirnos con los habituales, comimos, bebimos, reímos… Vamos, una fiesta digna de su nombre.
El fin de fiesta no lo fue tanto; unas cuantas horas después ¡acabábamos en el hospital con 9 grapas en la rodilla de la homenajeada! Sí, como lo oís… Así que toda la alegre francachela se esfumó en cuestión de segundos para dar paso a las carreras, los nervios, los adioses sin despedida alguna… Desde aquí un beso a todos, y en especial a esta familia maravillosa que tengo. Sois geniales. Lo bueno, que ya habíamos disfrutado un poco de todo (aunque nunca es suficiente, la verdad). Lo malo. Ya está todo dicho. En fin, afortunadamente no fue nada grave, cosas de críos, y en breve se habrá convertido en una anécdota, una batallita que contar.
Así que una celebración, si me preguntáis a mí, la madre de la criatura, algo agridulce; si le preguntáis a la cumpleañera (eso sí, después de haber pasado lo peor), hipersupermega chula. Las grapas se irán en una semana (aunque será difícil olvidarlo), pero el resto permanecerá.
???? ¡¡¡?Eres la mejor, preciosa ?!!! ????
- 350 g (2 ? cups) de harina de repostería
- 4 cucharaditas de levadura química (tipo Royal)
- ½ cucharadita de sal
- 300 ml (1 ¼ cup) de buttermilk
- 6 claras (200 g) de huevo (L)
- 400 g (2 cups) de azúcar blanco
- Ralladura fina de un limón (sólo la parte amarilla)
- 170 g (¾ cup) de mantequilla sin sal
- 1 cucharadita de extracto puro de vainilla
- 120 g (¾ cup) de confetti de azúcar o fideos de colores
- Confetti de azúcar o fideos de colores extra para decorar
- 340 g (1 ½ cups) de mantequilla sin sal
- 213 g (7 ½ oz) de crema de marshmallows (tipo Fluff)*
- 350-400 g (3 - 3½ cups) de azúcar glass
- 1 cucharadita de extracto puro de vainilla
- Empezamos precalentando el horno (eléctrico) a 175ºC y colocamos la rejilla a media altura.
- Engrasamos bien (fondo y laterales) 3 moldes redondos para tartas de 20 cm (8") de Ø, preferiblemente, con base desmontable. Recortamos el papel de horno con la forma de la base de los moldes (usamos una base como plantilla; es más fácil y rápido si doblamos el papel en 3 y recortamos sólo una vez) y colocamos los 3 círculos en el fondo de cada molde. Engrasamos también sobre el papel. Reservamos.
- Por un lado, en un cuenco grande tamizamos juntas la harina, la levadura química y la sal y mezclamos bien con ayuda de unas varillas hasta que quede todo perfectamente combinado. Reservamos.
- Por otra parte, batimos, en otro cuenco mediano, las claras de huevo junto con el buttermilk hasta conseguir una mezcla homogénea. Reservamos igualmente.
- En el cuenco de nuestra amasadora equipada con el accesorio de pala (o en un cuenco grande), colocamos el azúcar y la ralladura de limón y, con los dedos, tratamos de que ambos queden perfectamente integrados; de esta forma, los aceites de la piel del limón se liberan más fácilmente y el azúcar queda impregnado de todo su aroma.
- A continuación, añadimos la mantequilla y mezclamos a velocidad media durante unos 3-4 minutos hasta conseguir una mezcla cremosa y esponjosa. Despegamos los restos de masa de los laterales y fondo del cuenco, así como de la pala, con una espátula de silicona; paso que repetiremos con la adición de cada nuevo ingrediente.Seguidamente, agregamos el extracto de vainilla y mezclamos hasta integrar por completo.
- Es el momento de incorporar los ingredientes que teníamos reservados alternándolos de la siguiente manera: ⅓ de los ingredientes secos (harina, levadura y sal del punto 3), ½ de los ingredientes húmedos (mezcla de buttermilk y claras del punto 4), ⅓ de ing. secos, ½ de ing. húmedos y el último ⅓ de ing. secos. Es decir, empezamos y acabamos con los ingredientes secos, mezclando después cada adición sólo lo justo para integrar someramente los ingredientes.
- Finalmente, agregamos el confetti o fideos de colores y, ya a mano, mezclamos hasta distribuirlos uniformemente por toda la masa con ayuda de una espátula.
- Dividimos la masa en 3 partes iguales (aunque no es imprescindible, es muy útil emplear una báscula de cocina; así nos aseguramos de que todos los bizcochos quedan iguales) y la repartimos entre los 3 moldes que teníamos preparados. Alisamos la superficie y damos unos golpecitos suaves contra la superficie de trabajo para que libere cualquier burbuja de aire que haya podido quedar atrapada dentro de la masa.
- Horneamos durante 30-35 minutos. Antes de sacar los bizcochos, comprobamos que estén bien horneados insertando una brocheta o cake tester en el centro; si sale limpia ya está, si no, vamos comprobando cada par de minutos hasta que salga.
- Una vez horneados correctamente, los sacamos del horno y los dejamos enfriar en sus moldes sobre una rejilla durante 10 minutos.
- Para finalizar, desmoldamos los bizcochos y los dejamos enfriar por completo bocabajo sobre la rejilla antes de aplicar el frosting. (Si tenemos tiempo, una vez fríos, envolvemos nuestros bizcochos en film transparente individualmente y los dejamos en el frigorífico durante toda la noche para que se asienten mejor la miga y los sabores.)
- En el cuenco de nuestra amasadora equipada con el accesorio de pala, batimos la mantequilla a velocidad media durante unos 4 minutos hasta que quede ligera y esponjosa.
- A continuación, añadimos la crema de marshmallows y batimos unos 2 minutos más.
- Seguidamente, agregamos el azúcar glass, previamente tamizado, y seguimos batiendo durante otros 2 minutos. Empezaremos con 350 g (3 cups) y comprobamos que la consistencia sea correcta para extenderla con facilidad (no debe de quedar ni demasiado líquida ni demasiado densa; algo similar a la textura del helado o de la pasta de dientes). Si fuera necesario, añadiríamos progresivamente hasta 50 g (½ cup) más hasta conseguir la textura deseada.
- Finalmente, añadimos el extracto de vainilla y mezclamos hasta combinar por completo.
- Si fuera necesario, con un cuchillo de sierra largo o con una lira recortaremos la superficie superior de los bizcochos lo justo hasta igualarlos y nivelarlos.
- Seguidamente, colocamos bocabajo el primer bizcocho (preferiblemente el menos "agraciado") en la base de la que será nuestra tarta sobre una cucharada de frosting; así nos aseguraremos de que la tarta no se nos mueve mientras trabajamos. Aplicamos una buena cantidad de frosting sobre la superficie y extendemos con una espátula pequeña hasta cubrirlo por completo. Si sobresale un poco por los bordes no pasa nada; ya lo repartiremos bien más adelante.Colocamos el segundo bizcocho sobre el anterior y lo centramos bien. Repetimos la misma operación que antes aplicando una nueva capa de frosting sobre su superficie.
- Terminamos colocando el tercer y último bizcocho de la misma manera que los dos primeros, cubriendo, en esta ocasión, no solo la superficie, sino también los laterales con una fina capa de frosting (lo que se conoce como "crumb coat"). No es necesario que quede perfectamente alisada ni recubra al cien por cien la tarta. Refrigeramos durante unos 30 minutos.
- Retiramos del frigorífico y recubrimos con la capa definitiva de frosting, esta vez sí que hemos de emplear todo el esmero posible para que quede bien cubierta y lisa.
- Terminamos decorando con algunos confetti o fideos de colores extra con el diseño que más nos guste. ¡Y a celebrar!
Se conserva refrigerada y bien cubierta durante 2-3 días. Antes de consumir, dejar unos 30 minutos a temperatura ambiente fuera del frigorífico para que se aclimate y pierda el frío (más si el ambiente no es muy cálido).
- No todos los tipos de confetti o fideos de colores funcionan igual; algunos pierden el color totalmente o éste se mezcla con la masa y no se distinguen; otros ni siquiera se disuelven bien y notaremos pequeños y no muy agradables restos crujientes al morder. Yo he usado el "Mini Confetti Mix" de Funcakes gracias a la recomendación de Sandra Mangas de La Receta de la Felicidad.
Receta adaptada de la Perfect Party Cake, Baking, From my Home to yours, de Dorie Greenspan.