Puré de calabaza casero

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En ocasiones, nos encontramos con que algunas de las recetas que nos disponemos a elaborar, incluyen como ingrediente clave el puré de calabaza. Se puede comprar ya hecho; hay marcas de excelente calidad, en las que se emplea calabaza y nada más que calabaza y podremos usar con toda la tranquilidad de saber que el resultado será el esperado. Sin embargo, hacer nuestro propio puré de calabaza casero no es nada complicado y añadiremos a nuestras creaciones el valor indiscutible de la frescura que aportan los alimentos seleccionados y preparados por nosotros mismos.

Generalmente, suelo emplear la variedad de calabaza tipo «butternut», una de las más populares en España. Esta variedad es realmente apreciada entre las calabazas denominadas de invierno debido sus muchas cualidades; tiene una excelente calidad, una textura cremosa, de sabor dulce y con cierto matiz que recuerda a los de la nuez. Además, su pulpa, de un intenso color naranja, admite una gran variedad de métodos de preparación: se puede freír, asar, hornear, cocer, e incluso cruda es un bocado exquisito. Una vez madura, el color de la pulpa se intensifica aún más, volviéndose aún más dulce y jugosa. Resumiendo, se trata ésta de una variedad altamente versátil que podremos disfrutar prácticamente a lo largo del año, aunque es precisamente ahora, ente los meses de octubre a febrero, cuando la encontraremos en todo su esplendor.

A la hora de hacer puré de esta rica hortaliza para añadir en nuestras recetas más reposteras, yo, personalmente, prefiero hornearla; este método no sólo realza su increíble sabor, sino que le confiere un color verdaderamente precioso, lo que me encanta. Es tan sencillo hacer nuestro propio puré de calabaza y el resultado es tan impresionante que, después de haber probado la versión casera, suele ser difícil volver a la versión comercial, por buena que sea. ¿Aún no estáis convencidos? Comprobadlo vosotros mismos.

Puré de calabaza casero
 
Tiempo de Prep. (esperas incl.)
Tiempo de Cocción
Tiempo Total
 
Autor:
Tipo de receta: Base Recipes
Origen: American
Raciones: 1 cup (235 g)
Ingredientes
(Todos los ingredientes han de estar a temperatura ambiente, salvo que se indique lo contrario)

  • 500 g (7½ oz) de calabaza tipo "butternut" (o cacahuete)
  • 240 ml (1 cup) de agua
Elaboración
  1. Precalentamos el horno (eléctrico) a 200ºC (390º F).
  2. Con un cuchillo bien afilado (la piel es bastante dura), partimos la calabaza, retiramos las semillas y las fibras de su interior y la troceamos en pedazos más o menos medianos.
  3. Colocamos los trozos de calabaza limpios en una fuente apta para el horno con la piel hacia arriba (la pulpa en contacto con la superficie del molde).
  4. Añadimos 240 ml (1 cup) de agua y horneamos durante 35-45 minutos hasta que al pinchar la pulpa esté tierna.
  5. Retiramos del horno y dejamos enfriar por completo.
  6. Una vez fría, retiramos la piel y colocamos los trozos de calabaza en un cuenco amplio y trituramos con la batidora hasta obtener un puré bien fino. (También podemos usar un procesador de alimentos.)
  7. Transferimos el puré de calabaza a un colador fino y dejamos drenar durante un par de horas sobre un recipiente para recoger el agua que irá liberando (también podemos colocar un filtro de café en el fondo del colador para asegurarnos de que sólo descartamos el líquido). Este paso es fundamental; es impresionante la cantidad de agua que desprenderá, agua que, de no eliminar, arruinaría nuestra receta.
  8. Y listo para utilizar.

    Se conserva refrigerado bien cerrado en un recipiente hermético durante 1 semana.
    Firma Rosa M Lillo
Notas
- No descartes las semillas, puedes utilizarlas tostadas en otras recetas.
- En caso de haber hecho una cantidad de puré mayor de la que vas a necesitar, puedes congelarlo, envasado herméticamente, hasta 3 meses.
- A la hora de congelar nuestro puré de calabaza (también se aplica con el puré comprado ya preparado), lo ideal es hacerlo en porciones de 1 cup o ½ cup para poder ir consumiéndolo según lo vayas necesitando sin tener que descongelarlo todo de una vez. Puedes utilizar recipientes con cierre hermético, procurando dejar la menor cantidad de aire posible, o bolsitas con cierre tipo zip.
- Para descongelarlo, es suficiente con pasarlo al frigorífico la noche anterior, pero se ha de utilizar a temperatura ambiente.

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