Estrenamos día cargado de emoción, anticipo de lo que está por venir, y empezamos a despedirnos ya de este 2015. Las publicaciones del blog también se despiden hasta la vuelta de las fiestas, pero a este ejército de Gingerbread Men (o más bien, gingerbread people) le hacía especial ilusión desearos lo mejor durante estas fiestas y lo mejor de lo mejor de cara a la nueva etapa que pronto estrenaremos ya.
Nunca he sido muy dada a plantearme nuevos propósitos con el año nuevo, aquello de «año nuevo, vida nueva» y demás. Aun así, espero que, si todo marcha según lo previsto, este próximo 2016 arranque con un nuevo diseño para el blog (aunque últimamente, mis esperanzas cuando hay tecnología por medio han menguado sensiblemente…)
Así que aquí os dejo, bien acompañados, como podéis ver, con esta recetilla de galletas de jengibre ultra navideñas. Lo mismo, hasta os motivan y os ponéis a hornear vuestra propia tropa; no pueden ser más fáciles y divertidas de hacer, especialmente en compañía (y si son peques, ¡os podéis imaginar el fiestón!). Y además de ricas, riquísimas, pueden convertirse en un regalo sensacional, ¿no creéis? Pues, dicho lo dicho, no me queda más que enviaros un abrazo enorme a todos y agradeceros que me hayáis acompañado todo este tiempo, porque la verdadera delicia es saberos ahí. ¡Hasta pronto!
- 230 g (1 ¾ cups aprox.) de harina de trigo floja (+ harina extra para espolvorear)
- ½ cucharadita de bicarbonato sódico
- 1 cucharadita de jengibre molido
- ½ cucharadita de canela de Ceilán molida
- ⅛ cucharadita de clavo molido
- ⅛ cucharadita de nuez moscada molida
- ⅛ cucharadita de pimienta de Jamaica (allspice)
- una pizca (la punta del cuchillo) de sal
- 55 g (¼ cup) de mantequilla sin sal
- 75 g ( ⅓ cup ) de azúcar moreno
- 1 yema de huevo (L)
- 80 ml ( ⅓ cup ) de melaza (o miel de caña)
- 175 g (1 ½ cups) de azúcar glass
- 1 cucharada (15 ml) de sirope de maíz claro
- ½ cucharadita de extracto puro de vainilla
- 1 ½ - 2 cucharadas (23-30 ml) de leche
- En un cuenco grande tamizamos juntos la harina, el bicarbonato sódico, las especias y la sal. Mezclamos bien con ayuda de unas varillas y reservamos.
- En el cuenco de nuestra amasadora, equipada con el accesorio de pala, (o en un cuenco grande con ayuda de una espátula de silicona o cuchara de madera) batimos la mantequilla durante 1 - 2 minutos a velocidad media hasta que quede suave y cremosa.
- Añadimos entonces el azúcar y seguimos batiendo durante 3 ó 4 minutos más a velocidad media-alta o hasta que adquiera una consistencia esponjosa y ligera y haya aclarado su color inicial.
- A continuación, reducimos la velocidad, agregamos la yema de huevo y mezclamos hasta que se haya incorporado por completo.
- Seguidamente, añadimos la melaza y mezclamos bien hasta obtener una mezcla uniforme.
- Incorporamos ahora, a velocidad baja, los ingredientes secos que teníamos reservados (punto 1) en dos tandas y mezclamos hasta que no queden trazas de harina en la masa. Obtendremos una masa bien densa y bastante pegajosa a temperatura ambiente.
- A continuación, nos enharinamos ligeramente las manos y damos forma de bola a la masa, cubrimos con film transparente, aplanamos ligeramente y refrigeramos durante al menos 2 horas (incluso toda la noche) hasta que la masa quede totalmente firme y sólida.
- Una vez lista, estiramos la masa con ayuda de un rodillo de amasar sobre una superficie de trabajo, ligeramente enharinada, hasta conseguir un grosor de unos 0,5 cm. Para evitar que la masa se quede pegada a la superficie de trabajo o al rodillo, extenderemos siempre la masa desde el centro hacia el exterior e iremos girándola después de cada pasada con el rodillo, que también iremos enharinando de vez en cuando. También podemos colocar nuestra masa sobre dos pliegos de papel vegetal de hornear para extenderla más fácilmente y así evitamos añadir harina en exceso.
- A continuación, enharinamos los bordes de nuestros cortapastas con forma de hombrecillo de jengibre (alternativamente, puedes elegir otras formas) y vamos cortando nuestras galletas, enharinando los cortapastas cada vez antes de volver a utilizarlos.
- Con ayuda de una espátula ancha, también enharinada, vamos colocando nuestros hombrecillos de jengibre sobre la bandeja del horno, previamente cubierta con papel de hornear o un tapete antiadherente de silicona, con una separación de unos 3 cm entre una y otra. Cubrimos con film transparente y refrigeramos 10 minutos. Si vamos a trabajar con una sola bandeja, formaremos otra bola con los recortes de masa sobrante que mantendremos refrigerada y envuelta en film transparente mientras no la utilicemos entre tanda y tanda.
- Mientras tanto, precalentamos el horno (eléctrico) a 180ºC (350ºF).
- Horneamos durante unos 8-12 minutos (dependiendo del tamaño del que hayamos hecho nuestras galletas o de si las queremos más o menos crujientes) hasta que los bordes comiencen a dorarse muy ligeramente.
- Retiramos del horno y dejamos las galletas en la bandeja unos 5 minutos antes de traspasarlas con ayuda de una espátula plana y mucho cuidado a una rejilla para que se enfríen por completo antes de aplicar el glaseado. (Si vamos a volver a usar la misma bandeja, hemos de esperar a que ésta se enfríe antes de colocar la siguiente tanda).
- Con ayuda de unas varillas, mezclamos todos los ingredientes (para empezar, sólo añadiremos 1 cucharada de leche) en un cuenco mediano hasta conseguir una mezcla homogénea. Ha de quedar más bien densa, similar a la pasta de dientes. Si fuera necesario, podemos añadir el resto de la leche, cucharadita a cucharadita hasta conseguir la consistencia deseada.
- Rellenamos una manga pastelera, equipada con una boquilla redonda pequeña (nº 1 o nº 2), o un biberón de repostería y decoramos nuestras galletas, totalmente frías, según el diseño que más nos guste.
- O bien dejamos que el glaseado se endurezca o empezamos a comérnoslas tan pronto hayamos terminado.
Una vez seco el glaseado, estas galletas se pueden conservar en un recipiente con cierre hermético a temperatura ambiente durante al menos 5 días.
- Si lo deseas, puedes prescindir del sirope de maíz; su misión es aportar algo de brillo, pero no afecta al sabor.
- Existen, además, glaseados más elaborados que quedan perfectos y preciosos cuando se secan, pero generalmente opto por éste que es rápido y sencillo y no necesita ingredientes demasiado específicos.
- La cantidad indicada de cada especia, está ajustada a mi gusto personal, así que no dudes en reducir o aumentar, eliminar o incluir las que prefieras.
- Sin el glaseado, estas galletas se pueden congelar perfectamente hasta 3 meses; tan solo habrás de traspasarlas del congelador al frigorífico la noche anterior. Recuerda envolverlas bien en film transparente primero y papel de aluminio después.
- Día nacional (EEUU) del gingerbread: 21 de noviembre