La cosa vuelve a girar en torno al pan, uno muy especial también —esta vez dejamos Irlanda y nos damos una vuelta por Francia.
Después de lo que a veces me parece un suspiro, a veces una eternidad, me dispongo la mar de animosa (algo reposada también) a continuar donde lo dejé.
En casa nos hemos aficionado y mucho al pan de molde (white sandwich bread) casero que ya publiqué aquí en el blog el año pasado.
Y por fin la receta que siempre he querido preparar creo que casi desde el primer día que empecé en esto de la repostería;
Hace ya casi un año que hice mi primer Monkey Bread (o «pan de mono») y desde entonces, en casa de no dejan de recordarme lo buenísimo que estaba y lo mucho que llevan sin probarlo.
Aunque personalmente no estoy familiarizada con el Judaísmo, la primera vez que vi un Challah Bread («jalá» en español) me dejó totalmente cautivada.
Por lo visto me he quedado enganchada con esto de «enrollar» las recetas. Bueno, vale, también de «enrollarme», aunque esto viene ya de lejos…