No puedo creer la de tiempo que ha pasado desde mi anterior publicación de galletas en el blog. Reconozco que el chocolate tampoco es que haya sido un habitual entre las recetas de los últimos años. Y no me lo explico. A grandes males, grandes remedios, dicen. A decir verdad, ni lo uno ni lo otro es realmente «grande» aquí, pero igualmente se soluciona con una buena dosis de galletas de chocolate. (Y cuando digo buena, quiero decir «buena«; me entendéis, ¿verdad?)
Estas galletas de chocolate que hoy os traigo cuentan además con la virtud añadida de que su interior esconde una textura sublime. Así es; ya lo habéis leído en el título, más que de la típica masa de galleta, esta vez nos encontramos a mitad de camino entre una galleta y un brownie. Os cuento brevemente de lo que estamos hablando: a) galletas, b) brownie, c) doble ración de chocolate (esto es, mucho chocolate), d) 30 minutitos de nada, e) punto de sal (esto es opcional); f) todas las anteriores son válidas. Porque en ocasiones no tenemos ni por qué elegir.
Si habéis hecho galletas en casa alguna vez sabréis que es una tarea soberanamente fácil y que en cuanto coges ritmo, es más fácil aún encontrarte haciendo galletas cada dos por tres —que está muy bien (mucho mejor que comer las versiones industriales; dónde va a parar), pero mejor aún está compartirlas 😉 —, por lo que disponer de algunos utensilios básicos nos puede facilitar la tarea enormemente. Desde luego no hace falta ningún equipamiento especial ni tener que salir a comprar otro cachivache más (porque nos podemos apañar casi con cualquier cosa), pero ya sabéis —y si no lo sabéis yo os lo digo; la sección de Utensilios fue una de las primeras páginas del blog— que en mi caso, aunque no me suelo dejar conquistar por el primer artefacto que me hace ojitos, los límites en este aspecto puede que sean «algo» flexibles. Ni pizca de culpa…
Trocear el chocolate se convierte en una tarea la mar de gratificante con un buen cuchillo de cocina (como éste de acero carbono con mango de boj de Pallarès) y por supuesto con un buen chocolate. La tabla de cortar es de madera de acacia de la casa T&G.
Para medir correctamente el extracto de vainilla (que no puede faltar) y no desperdiciar ni una gota, mis cucharas medidoras (Kitchen Craft) siempre están a punto.
Cuando se trata de hacer cookies (aunque no exclusivamente), me encanta trabajar con esta bandeja antiadherente para horno De Buyer; no necesito añadir papel de hornear ni engrasar ni nada más que la masa de mis galletas directamente sobre ella.
Y una rejilla para que nuestras galletas se enfríen bien no puede faltar. Así que esta rejilla enfriadora (de Nordic Ware) es uno de mis aliados incondicionales; para tandas generosas como la de hoy, es genial que venga en tamaño XL.
Si estás ya maquinando cómo y cuándo ponerte manos a la obra para preparar estas formidables galletas de chocolate (recuerda que este último por partida doble), con todo lo bueno de un brownie y lo mejor de una galleta, estás a un click (pincha aquí) de hacerte con la receta; la encuentras publicada en el blog de Claudia & Julia, donde tengo el gusto de colaborar desde hace unos cuantos deliciosos años 🙂 .