Vaya, primero hemos de aprender qué son los cupcakes, esos ricos pastelillos tan bonitos, después que nada tienen que ver con los muffins, y para rematar que, por supuesto, tampoco se trata de magdalenas decoradas. ¡Si ni siquiera son magdalenas! Y ahora, para más inri, nos encontramos con los fairy cakes («tartas de hada» literalmente). ¿Pero es que esto no va a acabar nunca? Pues, francamente, espero que no.
Sin embargo, además de lo obvio, tanto cupcakes como fairy cakes comparten un pasado bastante afín. A finales del siglo XVIII aparece por primera vez una referencia escrita a cierto tipo de pastelillos elaborados individualmente en el libro American Cookery, «a cake to be baked in small cups» (un pastel a hornear en pequeñas tazas). Los moldes especiales para muffins, a los que tan habituados estamos hoy en día, no eran un artículo muy común por aquel entonces, así que se solían emplear ramequines o tazas de cerámica (cups) para hornearlos. Pero no será hasta el siglo XIX cuando aparezca la primera receta escrita de los recién bautizados «cupcakes«.
Básicamente, cuando hablamos de fairy cakes, estamos ante una versión más pequeña que los archiconocidos cupcakes muy popular en el Reino Unido. Desde siempre presentes, especialmente, en las fiestas de cumpleaños de los más pequeños de la casa, en esta versión británica, no sólo se emplea un glaseado mucho menos cargado y aparente que el habitual buttercream (éste no lleva ni un gramo de mantequilla); también varía la textura del bizcocho, igualmente más ligero. En ocasiones, los podemos encontrar decorados empleando parte del propio bizcocho, cortado en 2 pequeñas porciones colocadas a modo de «alas» sobre el glaseado. Éstos son los llamados butterfly fairy cakes.
Por lo que antes de que comenzara la revolución a principios del siglo XX que ha llevado al estrellato a estas históricas y vistosas tartas en miniatura, a ambos lados del Atlántico siempre ha habido una especie de inclinación «poética» hacia los postres, las pastas y cualquier tipo de dulce que se precie. En el caso de los americanos cupcakes, se suele atribuir su popularidad actual tanto al personaje de Carrie Bradshaw de la serie de TV Sex and the City como a la famosa pastelería estadounidense Magnolia Bakery. Con respecto a los fairy cakes, se considera que es la conocida cocinera y repostera, Nigella Lawson, quien ha encumbrado la versión británica de estos pastelillos en Reino Unido al incluir su receta en su libro How To Be A Domestic Goddess.
Fuente: Huffpost Taste
Sea como sea, hoy por hoy estas versiones individuales de una variedad casi interminable de tartas han hecho y hacen las delicias no sólo de los más pequeños, sino que son muchos los adultos que han caído rendidos a sus diminutos pies. ¿Eres tú uno de ellos? 😉
- 115 g (½ cup) de mantequilla sin sal
- 115 g (½ cup + 1 cucharada) de azúcar superfino (caster sugar)
- 2 huevos (M)
- 1 cucharadita de extracto puro de vainilla
- 115 g (7/8 cup) de harina de trigo bizcochona (self-raising flour)
- ¼ cucharadita de sal
- 1-2 cucharadas (15-30 ml) de leche
- 115 g (1 cup) de azúcar glass
- 1-2 cucharadas (15-30 ml) de agua
- Colorantes alimentarios en pasta variados
- 30 g (1 oz) de chocolate con leche
- 5 g (1 cucharadita) de mantequilla sin sal
- Decoraciones de colores variadas (nonpareils, cristales de azúcar, perlitas, flores...)
- Precalentamos el horno (eléctrico) a 180ºC (356ªF) y colocamos la rejilla del horno a media altura.
- Preparamos un molde para cupcakes con 12 cápsulas de papel y reservamos.
- En un cuenco amplio, tamizamos juntos la harina y la sal. Reservamos.
- En el cuenco de nuestra amasadora, equipada con el accesorio de pala (o en un cuenco grande aparte), mezclamos la mantequilla junto con el azúcar a velocidad media-alta hasta conseguir una textura esponjosa y un color más pálido (unos 4 ó 5 minutos). Al finalizar, despegamos los restos de masa de las paredes y fondo del cuenco con una espátula de silicona (este proceso lo iremos repitiendo conforme vamos añadiendo ingredientes nuevos).
- Añadimos y mezclamos ahora ya más despacio los huevos ligeramente batidos y de uno en uno; no añadiremos el siguiente hasta que el anterior no se haya integrado del todo.
- Seguidamente, agregamos el extracto de vainilla y mezclamos hasta integrar.
- Ahora incorporamos la harina en 2 tandas y mezclamos lo justo hasta que prácticamente no quede rastro de ella.
- Finalmente, agregamos la leche, una cucharada detrás de otra, hasta comprobar que conseguimos la consistencia deseada (algo así como el helado cuando empieza a derretirse).
- Con ayuda de una cuchara de helado, rellenamos las cápsulas de papel hasta ⅔ de su capacidad.
- Horneamos durante 18-20 minutos o hasta que hayan subido y adquirido un tono dorado. Comprobaremos si están hechos cuando al insertar una brocheta (o cake tester) en el centro ésta limpia de masa o migas.
- Una vez horneados, lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar en el molde durante unos 5 minutos. Pasado este tiempo, desmoldamos y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla antes de glasear.
- Por un lado, colocamos el azúcar glass en un cuenco mediano, añadimos 1 cucharada de agua y unas gotas de colorante y mezclamos enérgicamente hasta obtener una pasta homogénea.
- Añadimos poco a poco más agua y/o colorante hasta conseguir el color y la consistencia deseados; no ha de quedar ni muy densa ni demasiado líquida.
- Por otra parte, derretimos juntos el chocolate con leche y la mantequilla.
- Vertemos la glasa/el chocolate sobre nuestros fairy cakes (también podemos sumergirlos parcialmente —sólo la parte superior— en el cuenco con el glaseado) y decoramos al gusto.
- Dejamos que se sequen hasta que la glasa o el chocolate solidifiquen y a celebrar.
Se conservan 3-4 días bien cubiertos a temperatura ambiente.
Receta adaptada de los Fairy Cakes de la BBC Food Recipes