Sabía que esto iba a pasar. Lo intuía. Es llegar el fresquito y empezar a preparar recetas con chocolate, todo uno.
Sí, ya sé que estos últimos días estamos invadidos por un incesante aluvión de imágenes y alusiones a San Valentín por todas partes, especialmente aquí, en la red.
Los que me conocéis bien (y también algunos de los que me seguís y leéis detenidamente) sabéis sobradamente de mi inclinación natural por los cheesecakes.
Por lo visto me he quedado enganchada con esto de «enrollar» las recetas. Bueno, vale, también de «enrollarme», aunque esto viene ya de lejos…
Otra tarta. Otra layer cake. Una más que decadente e indecente Black Forest Cake o Tarta Selva Negra (o gateâu o torte, según la latitud).
Cómo me gusta celebrar. ¿Lo habíais notado? Lo que sea, cualquier ocasión me vale; que es viernes, que sale el sol, que llueve, que he terminado un libro, que estrenan la peli que estaba esperando, que nos vamos de viaje (o que volvemos a casa), que quedo con esa amiga a la que veo de uvas a peras…
Una entrada express este precioso lluvioso día de Navidad para desearos lo mejor. Porque sois los mejores seguidores que un blog podría desear tener. Y porque una buena taza de cacao caliente me parece una manera deliciosa de desearos todo mi cariño en estas fechas. ¿Me acompañáis?