Estoy segura de que más de una vez os habréis cruzado con distintas referencias a esa algo enigmática tarta de melaza que, de tanto en tanto, aparece subrepticiamente en esta o aquella novela, película o cuento.
Y llegaron las vacaciones para mi querido horno; al blog le queda aún alguna que otra alegría. Estoy segura de que algún espíritu afín a ese otro lado ya ha reparado en que me encanta preparar cócteles en cuanto los termómetros empiezan a subir.
Hace poco más de un año os presentaba una delicia de Bakewell Bundt Cake, inspirado en esta Bakewell Tart que os traigo hoy.
Pocas cosas reconfortan tanto durante los fríos días de invierno como un rico bizcocho casero a media tarde, compañero ideal de esa taza calentita de café, té, chocolate...
Soy consciente de que últimamente, el pan, de una forma u otra, no deja de protagonizar las nuevas publicaciones del blog.
Siempre me ha parecido que hay algo inherentemente fascinante en todo lo relacionado con la puesta en escena del famoso ritual del té británico.
Una vez más, voy a tener que pediros que me dejéis empezar por el principio antes de llegar al quid de la cuestión, al fondo del asunto, a la razón por la que todos estamos aquí, es decir, la receta: este Bakewell Bundt Cake, un bizcocho sencillamente inolvidable.