Hace poco más de un año os presentaba una delicia de Bakewell Bundt Cake, inspirado en esta Bakewell Tart que os traigo hoy.
No sé si os pasa. A mí sí. Por una razón u otra, me encuentro con que a veces no hay nada en casa con lo que acompañar un buen café —aunque a alguien le pueda costar creerlo si se suele dejar caer por aquí de vez en cuando...
La receta que estrenamos esta semana ha supuesto toda una revolución en casa. Es posible que ahora mismo algunos estéis pensando que prácticamente así es con cada una de ellas. Y no andáis muy desencaminados; eso es lo que tiene probar cosas nuevas y distintas con cada publicación.
Serán las vacaciones, la primavera o una tendencia natural, pero últimamente hay algo que me apetece por encima de todo lo demás y es cocinar y disfrutar del desayuno hasta bien entrado el día (es decir, durante toda la mañana).
Os confieso que la receta de hoy ha sido uno de mis últimos felices descubrimientos. Se trata de todo un decadente, irresistible y perfectamente acompañado Apple Dutch Baby. Sólo el nombre ya me cautivó, pese a que puede que sea uno de los platos de apariencia menos fotogénica que haya hecho hasta la fecha...
Que un siempre entrañable y codiciado apple pie es todo alborozo tan pronto como aparece en escena, es difícil discutirlo. Su sola presencia ya trae consigo un sinfín de sensaciones y augurios que a mí, personalmente, me condicionan al instante a aguardar lo que esté por venir con la mejor de las predisposiciones...
Pocas cosas reconfortan tanto durante los fríos días de invierno como un rico bizcocho casero a media tarde, compañero ideal de esa taza calentita de café, té, chocolate...