Como aquí no queremos que la sola idea de tener que encender el horno — con temperaturas de 40ºC a la sombra — disuada a nadie de disfrutar de aquello que más le atrae de la cocina, ya sea la preparación de ricas recetas o su degustación...
Sí, ya sé que estos últimos días estamos invadidos por un incesante aluvión de imágenes y alusiones a San Valentín por todas partes, especialmente aquí, en la red.
Estoy segura casi al 100% de que nunca había probado una tarta de chocolate que no fuera el típico (y delicioso) pastel de chocolate.
Si hay algo para lo que siempre estoy más que dispuesta es para una buena receta de esas de toda la vida.
Los que me conocéis bien (y también algunos de los que me seguís y leéis detenidamente) sabéis sobradamente de mi inclinación natural por los cheesecakes.
Qué ganas tenía ya de volver por aquí. En realidad, pese a que en ese otro lado no me vierais, no me he ido en ningún momento;
En casa reservamos las celebraciones importantes para ponernos manos a la obra con una nueva layer cake. Siempre supone todo un reto y una aventura, pues según sea el tipo de celebración o la persona a la que vaya destinada, hay que pensar en un tipo de tarta u otro, el sabor, el color, la cobertura (si va a llevar), la decoración…