A veces no es necesario conformarse. No. Otras sí. La buena noticia es que ésta no es una de esas últimas... En esta ocasión, nos quedamos con todo el lote. No es de extrañar que a menudo nos veamos en la tesitura de tener que elegir entre dos de nuestras más inconfesables debilidades, y claro, nos invade la duda, o incluso el arrepentimiento...
¿Qué criatura viviente que les haya dado un mordisquito alguna vez no adora los cinnamon rolls? Esta que escribe, desde luego que sí (sí al mordisquito, sí a adorarlos, sí a todo…).
Se nos acaba el otoño casi antes de darnos cuenta de que había llegado, pero eso no significa que con él se acaba el tiempo de llenar nuestros hornos de calabaza (y nuestras cacerolas, y las cucharas, y las despensas;
Sí, ya sé que llevamos una rachita por aquí bastante chocolateada… Ah, ¡pero si no oigo a nadie quejarse! ¿No os pasa que, a veces, os da por una cosa y esa cosa os lleva a otra y así sucesivamente sin saber dónde acabará todo?
Y para que veáis que podemos mimar nuestros paladares y estómagos, no sólo sin remordimientos, sino también sin necesidad de tener que esperar a un acontecimiento señalado, he vuelto a la composición tipo layer cake con esta ya clásica tarta de zanahoria (o carrot cake)...
...un mini reportaje sobre las distintas bakeries (pastelerías) que tuve la oportunidad de visitar junto con mi familia en nuestra última visita a Londres y por otro, la nueva receta -en gran parte consecuencia de estas visitas- de un más que reconfortante triple berry cheesecake o tarta de queso con frutas del bosque...
Aunque a simple vista es posible que el lector desapercibido no dé de buenas a primeras con la relación entre estos cheesecake cupcakes o tartas de queso en versión individual y el género literario steampunk, la verdad es que, en mi caso, están íntimamente vinculados.