Estoy segura de que ya habréis ido deduciendo que tengo una debilidad especial por esas recetas tradicionales, las de toda la vida.
Si hay algo para lo que siempre estoy más que dispuesta es para una buena receta de esas de toda la vida.
Esta vez le toca el turno a la ya no tan peque de la casa. Tenía claro que para su 10º cumpleaños quería, entre otras cosas, una Funfetti Cake (vamos, una tarta arcoíris).
Otra tarta. Otra layer cake. Una más que decadente e indecente Black Forest Cake o Tarta Selva Negra (o gateâu o torte, según la latitud).
Cómo me gusta celebrar. ¿Lo habíais notado? Lo que sea, cualquier ocasión me vale; que es viernes, que sale el sol, que llueve, que he terminado un libro, que estrenan la peli que estaba esperando, que nos vamos de viaje (o que volvemos a casa), que quedo con esa amiga a la que veo de uvas a peras…
Llevaba yo no sé ya cuánto tiempo queriendo hacer una Victoria sponge cake (tarta Victoria, en español). Veía fresas dondequiera que mirara;
En casa reservamos las celebraciones importantes para ponernos manos a la obra con una nueva layer cake. Siempre supone todo un reto y una aventura, pues según sea el tipo de celebración o la persona a la que vaya destinada, hay que pensar en un tipo de tarta u otro, el sabor, el color, la cobertura (si va a llevar), la decoración…