Welsh Cakes {delicias al calor del hogar}

Tal y como su propio nombre indica, las Welsh Cakes son originarias del fascinante país de Gales en el Reino Unido. Se trata de una especie de panecillos dulces a medio camino entre un scone y un pancake, aunque su sabor y textura son absolutamente genuinos; en verdad, notablemente diferente a cualquiera de ellos. Su elaboración e ingredientes se asemejan a los primeros, sin embargo hoy en día se cocinan sobre una skillet o plancha del mismo modo que sucede con los segundos. Ligeramente dulces, aunque no en exceso, las Welsh Cakes son en sí mismas un paradigma de tradición; todo un símbolo de la cultura galesa que va incluso más allá de su mera gastronomía.

Pese a que sus orígenes se podrían rastrear muchos siglos atrás, su popularidad despunta especialmente a finales del siglo XIX al añadir una importante cantidad de materia grasa (mantequilla o manteca), azúcar, especias en ocasiones y fruta deshidratada a los ingredientes básicos de la ancestral receta del «flat bread» (una especie de pan plano) que se cocía tradicionalmente sobre una plancha de piedra o hierro fundido («bakestone» o «hearthstone«) colocada en el fuego del hogar, más tarde reemplazada muchas de las veces por las sartenes de hierro.

Welsh Cakes (Griddle Cakes)

Las Welsh Cakes tienen una forma circular, con un diámetro que puede variar entre los 4 cm (6 cm el más habitual) hasta los 10 cm (bastante menos frecuentes) y un grosor de unos 1 – 1,5 cm aproximadamente. Han recibido distintos nombres a lo largo de su trayectoria, como «cage bach» o «picau ar y maen» (en galés); también se las conoce como «Griddle Cakes«, «Bakestones«, «Welsh Tea Cakes» y «Welsh Miner Cakes«.

Welsh Cakes (Griddle Cakes)

Y como las notas anecdóticas sobre la historia de esas recetas que sobreviven al paso del tiempo siempre acaban por seducirme, tanto o más que la vianda en sí, vais a permitirme que os cuente un poco más sobre estas emblemáticamente deliciosas Welsh Cakes. Desde tiempos inmemoriales, Gales ha sido una región dedicada tradicionalmente a la ganadería, la agricultura y, sobre todo, a la minería; de hecho durante mucho tiempo fue la principal productora de carbón del mundo. Las amas de casa solían preparar Welsh Cakes para acompañar al té de la tarde, como parte del almuerzo que los niños llevaban a la escuela y en especial para avituallar a aquellos maridos que pasaban largas y duras jornadas en las inhóspitas minas de carbón, convirtiéndose así en un verdadero festín venerado por tantos y tantos mineros, pues no dejaban de ser un pequeño e inestimable recordatorio de las delicias que les esperaban en el hogar.

Welsh Cakes (Griddle Cakes)

Y pese a que aquella escena pertenece básicamente al pasado, aun hoy unas caseras y tradicionales Welsh Cakes son reverenciadas casi como el primer día, aunque, desafortunadamente, algo menos frecuentes que antaño. En casa, por suerte, eso ya no será un problema; en menos de una hora montamos una merienda de lo más animada gracias a esta rescatada tradición que hemos adoptado por unanimidad.

Welsh Cakes (Griddle Cakes)

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Welsh Cakes {delicias al calor del hogar}
 
Tiempo de Prep. (esperas incl.)
Tiempo de Cocción
Tiempo Total
 
Autor:
Tipo de receta: Breakfast, Brunch & Tea
Origen: British
Raciones: 12-14 cakes
Ingredientes
(Todos los ingredientes han de estar a temperatura ambiente, salvo que se indique lo contrario)

  • 225 g (1 ¾ cups) de harina leudante o bizcochona*
  • 1 cucharadita de mixed spice (mezcla de especias)** (opcional)
  • ¼ cucharadita de sal
  • 65 g ( ⅓ cup ) de azúcar superfino (caster sugar) (+ azúcar extra para espolvorear; opcional)
  • 115 g de mantequilla sin sal (+ mantequilla extra para engrasar)
  • 60 g (algo más de ⅓ cup) de pasas sultanas (o cualquier otra variedad)
  • 1 huevo (L)
  • 15-30 ml (1 - 2 cucharadas) de leche
Elaboración
  1. En primer lugar, tamizamos la harina, las especias y la sal en un cuenco amplio.
  2. Seguidamente, agregamos el azúcar superfino y combinamos bien con unas varillas.
  3. A continuación, añadimos la mantequilla, bien fría y cortada en pequeños cubos, e integramos con los ingredientes secos con la yema de los dedos o con la ayuda de una amasadora manual o pastry blender hasta conseguir una mezcla heterogénea de aspecto desmigajado y algo harinoso todavía. Es importante no excedernos manipulando la masa en este punto; hemos de evitar que se acabe fundiendo la mantequilla o acabaremos con unas Welsh Cakes demasiado densas y pesadas.
  4. Agregamos ahora las sultanas, repartiéndolas con suavidad de manera uniforme por toda la mezcla con ayuda de una espátula de silicona o cuchara de modo que queden recubiertas por la harina.
  5. A continuación, añadimos el huevo, ligeramente batido con anterioridad, y de nuevo lo integramos en la mezcla anterior hasta que quede bien repartido.
  6. Seguidamente, agrupamos la masa con las manos hasta compactar en forma de bola. Si la mezcla hubiera quedado demasiado seca y no resultara fácil reunirla toda en una masa más o menos homogénea, añadiremos 1 ó 2 cucharadas de leche hasta lograr hacernos con ella.
  7. Si hemos transmitido demasiado calor con nuestras manos al manipular la masa y ésta se ha acabado reblandeciendo, la refrigeraremos durante unos 10-15 minutos envuelta en film transparente. De lo contrario, la traspasamos a una superficie de trabajo ligeramente enharinada y, con ayuda de un rodillo de amasar, también enharinado, la extendemos, siempre trabajando desde el centro hacia fuera en las cuatro direcciones, hasta conseguir un grosor de unos 5 mm (1/6" aprox).
  8. Ahora, con ayuda de un cortapastas redondo (liso u ondulado) de unos 6,5 - 7 cm (2 ½" - 2 ¾") de Ø cortamos tantas círculos como podamos. Es importante presionar con determinación sin retorcer el cortapastas para que los bordes no se deformen al cocinarlos. Reagrupamos los restos de masa y repetimos la operación hasta acabar con toda la masa.
  9. Seguidamente, engrasamos una skillet, sartén antiadherente (o incluso una plancha) con una fina capa de mantequilla (podemos emplear un poco de papel de cocina para extenderla) y la ponemos a fuego medio hasta que coja temperatura.
  10. Con ayuda de una espátula plana de silicona colocamos la primera tanda de nuestras Welsh Cakes en la skillet (o plancha) sin amontonar, según capacidad. Es recomendable no hacer más de 3 ó 4 al mismo tiempo, aunque conviene usar una, la primera, a modo de prueba para terminar de ajustar bien la temperatura más idónea. Las cocinamos unos 2-3 minutos por cada cara hasta que queden bien doradas por fuera y tiernas por dentro. (Nota: mientras aún estén calientes serán bastante frágiles, así que trabajaremos con cierta delicadeza a la hora de darles la vuelta y traspasarlas a una fuente de servir una vez hechas).
  11. Las Welsh Cakes suelen servirse aún templadas y simplemente espolvoreadas con un poco de azúcar superfino. Sin embargo, también las puedes acompañar con mantequilla, clotted cream, mermelada, miel, golden syrup... A diferencia de los scones, las Welsh Cakes no se han de abrir por la mitad; se unta o añade por encima nuestro acompañamiento elegido ¡y listo!

    Se conservan a temperatura ambiente bien resguardadas del aire durante días; para recuperar parte de su textura inicial, nada como unos segundos en la tostadora (o en la plancha caliente a fuego lento); de hecho, los sabores se habrán acentuado ligeramente pasadas unas horas.
    Firma Rosa M Lillo
Notas
- *Si vas a usar harina de trigo común, has de añadir ½ cucharadita de levadura química (tipo Royal) a la mezcla de ingredientes secos (punto 1).
- ** Para hacer tu propia mezcla de especias (mixed spice) combina en un frasco pequeño lo siguiente:
     1 cucharada de canela de Ceilán molida
     1 cucharada de pimienta de Jamaica (allspice)
     2 cucharaditas de nuez moscada molida
     1 cucharadita de clavo molido
     1 cucharadita de jengibre molido
     1 cucharadita de cardamomo molido (opcional)
     1 cucharadita de semillas de cilantro molido (opcional)
Almacena en un lugar fresco y seco y alejado de la luz.
- Si lo prefieres, puedes servir tus Welsh Cakes espolvoreadas con un poco de azúcar superfino (caster sugar), tal y como manda la tradición.

Fuentes: The Welsh Baker y The Old Foodie

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