Vaya cambio de tercio con la receta de hoy, ¿verdad? Una de las razones por la cual esta inusual, pero no menos sugerente, tarta de remolacha está aquí hoy es que con esta receta participo en el Reto de Septiembre de Cocineros del Mundo en Google+ en el apartado de Salado. Nunca antes había participado en ningún reto gastronómico de los que a menudo se proponen por toda la blogosfera, pero en esta ocasión algo me despertó la curiosidad, no sabría decir qué, pues los ingredientes propuestos, remolacha o ternera, no son, lo que se dice, en absoluto habituales por aquí. Aun así, lo que a mí me pierde es encender el horno, por lo que, dulce o salado, en cualquier caso, la idea es seguir ahí, en la brecha.
La tarta, pese a lo poco habitual de sus ingredientes (al menos, entre el repertorio de diario de casa), es una auténtica experiencia, una caricia para nuestro el paladar. Y no sólo eso, es perfecta para llevar de picnic o a una fiesta o reunión, donde no podréis evitar sorprender al personal; os aseguro que vuestra tarta será la sensación (al igual que vosotros), y seguirán comentándola semanas, meses, ¡incluso años después!
Pero hay otras razones. La principal, quizás, lo totalmente fascinada que me tiene el blog de Aran Goyoaga, Cannelle Et Vanille, así como su trayectoria. Aran comenzó con su blog, lleno de fantásticas recetas —todas sin gluten—, hace algo más de seis años, aunque yo la descubrí a través de Instagram hace relativamente poco. Y no es que en casa tengamos ninguna intolerancia alimentaria, pero el blog es tan bonito, la fotografía —sencillamente preciosa— tan fresca, que es una auténtica gozada pasarse a ratitos por ahí y ver qué se cuece en sus fogones.
Aun así, para hacer honor a la verdad, he de decir que hasta ahora tampoco me había lanzado a probar ninguna de las recetas de Aran, por lo que la ocasión se presentó como la excusa perfecta (llevaba no sé yo ya cuánto tiempo admirándola totalmente encandilada;) ). Ha sido imposible encontrar remolachas tiernas (o ‘baby‘), y eso que he recorrido fruterías, mercados y supermercados mil antes de rendirme a la evidencia; si quiero remolachas ‘baby’ me las voy a tener que plantar yo misma, aunque eso será ya para otra aventura. Así que, en esta mi versión, he utilizado remolachas frescas de las de siempre y el resultado, aunque no tan colorido, ha sido puro deleite.
Pero no acaban aquí las novedades. A partir de ahora, también podréis consultar las recetas de Pemberley Cup & Cakes en inglés!!! Así que, si tenemos en cuenta el reto, los ingredientes y la nueva versión bilingüe del blog, estamos de estreno por partida triple. Espero que os guste.
LATEST NEWS: From now on, you will also find Pemberley Cup & Cakes recipes in English!!! (click on the «In English» button on the top right corner of the posts in Spanish). I hope you like it.
- 90 g (½ cup + 2 cucharadas) de harina de arroz integral
- 70 g (½ cup + 1 cucharada) de harina de trigo sarraceno
- 60 g (1/3 cup + 1 cucharada) de tapioca
- 50 g (1/3 cup + 2 cucharadas) de avellanas, finamente molidas
- 2 ½ cucharaditas de semillas de chiá, finamente molidas (opcional)
- ¾ cucharadita de sal
- ¼ cucharadita de pimienta negra molida
- 160 g (2/3 cup + 2 cucharaditas) de mantequilla sin sal, bien fría y cortada en dados
- 75-105 ml (5-7 cucharadas) de agua helada
- 90 g (½ cup + 2 cucharadas) de harina de arroz integral
- 70 g (½ cup + 1 cucharada) de harina de trigo sarraceno
- 60 g (1/3 cup + 1 cucharada) de tapioca
- 50 g (1/3 cup + 2 cucharadas) de avellanas, finamente molidas
- 2 ½ cucharaditas de semillas de chiá, finamente molidas (opcional)
- ¾ cucharadita de sal
- ¼ cucharadita de pimienta negra molida
- 160 g (2/3 cup + 2 cucharaditas) de mantequilla sin sal, bien fría y cortada en dados
- 75-105 ml (5-7 cucharadas) de agua helada
- 3 remolachas frescas medianas (460 g / 16 oz aprox.)
- 3 patatas violetas medianas (330 g / 11 ½ oz aprox.)
- 4 cucharadas de aceite virgen de oliva extra
- 1 cebolla tierna grande, cortada en juliana
- 1 bulbo de hinojo, cortado en juliana
- 1 diente de ajo, finamente picado
- 3-4 ramitas de tomillo fresco
- Una pizca de sal (al gusto)
- Una pizca de pimienta negra (al gusto)
- ½ cucharada de vinagre balsámico de Módena
- 80 g (2 ¾ oz) de queso Gruyère rallado
- En un cuenco amplio, mezclamos, con ayuda de unas varillas, las harinas, la tapioca, las avellanas, finamente molidas, las semillas de chía (si las vamos a utilizar), pimienta y sal hasta combinar por completo.
- Seguidamente, añadimos la mantequilla fría, cortada en dados pequeños, y, con ayuda de un pastry blender o amasadora manual (o 2 cuchillos), mezclamos hasta incorporarla a los ingredientes secos del punto anterior. Obtendremos un montón de miguitas arenosas irregulares.
- A continuación, vamos agregando el agua helada progresivamente, cucharada a cucharada, lo justo hasta hidratar toda la masa (yo no suelo necesitar llegar a utilizar el máximo del líquido, pero eso dependerá de la harina empleada y del ambiente). La iremos integrando a mano, plegándola sobre sí misma dentro del cuenco hasta que adquiera una consistencia más o menos compacta y homogénea y se separe con facilidad del recipiente.
- Damos forma de bola, envolvemos en film transparente, aplastamos un poco y refrigeramos durante al menos 1 hora.
[Mientras tanto, aprovecharemos para preparar el relleno. Ver abajo.] - Una vez refrigerada la masa, la traspasamos a una superficie de trabajo (preferiblemente fría), previamente enharinada con un poco de la harina de arroz, y la estiramos con un rodillo entre dos pliegos de papel vegetal de hornear hasta conseguir un grosor de unos 0,5 cm (¼") aprox. (Si estuviera demasiado fría y fuera difícil manipularla, la podemos dejar reposar 5 minutos a temperatura ambiente antes de estirarla.)
- Recortamos un rectángulo de tamaño ligeramente superior al del molde y lo colocamos en una bandeja recubierta con papel vegetal, que introduciremos de nuevo en el frigorífico durante al menos 30 minutos. (Reservaremos los recortes de masa por si más tarde los necesitamos.)
- Mientras nuestra masa se refrigera, podemos ir preparando las remolachas y las patatas, para lo cual empezaremos precalentando el horno (eléctrico) a 200º C (400º F).
- Lavamos, pelamos y cortamos las remolachas y las patatas en rodajas de unos 0,5 cm (¼") aprox. y las repartimos por toda la superficie de la bandeja del horno, previamente engrasada con una cucharada de aceite de oliva.
- Aderezamos con otra cucharada más de aceite, una pizca de sal y pimienta y horneamos durante 30 minutos (es posible que las patatas queden tiernas antes de que lo haga la remolacha, así que las sacaremos antes). Vamos retirando conforme se vayan haciendo y reservamos en una fuente sin mezclar las unas con las otras para no teñir las patatas. Dejamos enfriar.
- Mientras tanto, en una sartén a fuego medio calentamos el resto del aceite y añadimos la cebolla y el hinojo, cortados ambos en juliana, el diente de ajo finamente picado y el tomillo (sin la ramita central, sólo las hojas). Salpimentamos al gusto y salteamos, removiendo con frecuencia, durante unos 10 minutos o hasta que queden tiernos y ligeramente caramelizados.
- Finalmente, añadimos el vinagre balsámico, removemos y retiramos del fuego.
- Reservamos en la sartén mientras se enfría.
- Reducimos la temperatura del horno (eléctrico) a 190ºC (375º F) y colocamos la bandeja a media altura.
[Volvemos sobre la masa para darle forma. Ver arriba (punto 5).]
- Empezamos colocando las rodajas de patata y remolacha en la base de un molde* rectangular de unos 36 x 13 x 3 cm (14" x 5" x 1") aprox. (preferiblemente, con la base desmontable), repartiéndolas y alternándolas por toda la superficie de forma que cubran perfectamente el fondo.
- A continuación, extendemos sobre ellas la mezcla de cebolla e hinojo caramelizada uniformemente y terminamos espolvoreándolo todo con el queso Gruyère rallado.
- Finalmente, una vez refrigerada la base de nuestra tarta, perforamos la superficie con un tenedor y cubrimos todo el relleno con ella, remetiendo bien los bordes para que quede perfectamente sellada. Si fuera necesario, podemos utilizar los recortes de masa sobrantes para rellenar o reparar las zonas que así lo requieran; es una masa bastante agradecida en este sentido.
- Horneamos durante unos 30-35 minutos o hasta que la superficie de la masa haya adquirido un bonito tono dorado.
- Retiramos del horno y dejamos enfriar dentro del molde sobre una rejilla durante unos 10 minutos antes de invertir sobre una fuente y desmoldar.
Servimos aún caliente o a temperatura ambiente.
- Cuidado al desmoldar, pues esta masa es muy quebradiza y en caliente aún lo es más. Así que mucho tiento en este paso y concentración al máximo.
- Si después de terminar con la preparación de la tarta aún te sobraran restos de masa, envuélvelos en film transparente y papel de aluminio y congélalos hasta 2 meses; nunca sabes cuándo los puedes volver a necesitar.
Receta adaptada de la Beetroot Tarte Tatin and a rainbow of colors de Cannelle et Vanille