La primera vez que la vi, sin foto ni apenas indicaciones ni nada, ni siquiera estaba segura de si la receta sería un bizcocho o unas galletas.
Hace ya casi un año que hice mi primer Monkey Bread (o «pan de mono») y desde entonces, en casa de no dejan de recordarme lo buenísimo que estaba y lo mucho que llevan sin probarlo.
Hoy amanecemos con los suministros de energía a tope. Os traigo unas increíbles galletas de avena con chocolate blanco y pistachos que difícilmente podrán ser olvidadas.
Cuando te pasas el día (exageración) leyendo recetas en inglés, e investigando acerca de sus ingredientes, origen, etc., te das cuenta de que, además de la complicación que algunas veces supone su puesta en práctica (sólo algunas veces), existe también todo un entramado de términos que no siempre son lo que parecen de buenas a primeras.
Si hay algo para lo que siempre estoy más que dispuesta es para una buena receta de esas de toda la vida.
Es el tema del momento. No se habla de otra cosa. El verano toca a su fin. Cuesta hacerse a la idea con el calor que sigue haciendo por algunas latitudes, así que el espíritu lúdico-festivo parece resistirse a despedirse del todo.
Sí, sigo en Nueva York. Lo confieso, siento una gran debilidad por la New York Style Cheesecake. No es que el resto de variaciones de esta rica y ya clásica tarta de queso no me convenzan, que también, pero esa consistencia, ese sutil toque cítrico, su cremosidad…