A partir de hoy no importan los años que llevaba sin saber, ni tan siquiera sospechar, de la existencia de la brown butter (beurre noisette, mantequilla avellana o mantequilla tostada, como yo la llamo).
Estoy segura de que ya habréis ido deduciendo que tengo una debilidad especial por esas recetas tradicionales, las de toda la vida.
Se nos acaba el otoño casi antes de darnos cuenta de que había llegado, pero eso no significa que con él se acaba el tiempo de llenar nuestros hornos de calabaza (y nuestras cacerolas, y las cucharas, y las despensas;
Sí, ya sé que llevamos una rachita por aquí bastante chocolateada… Ah, ¡pero si no oigo a nadie quejarse! ¿No os pasa que, a veces, os da por una cosa y esa cosa os lleva a otra y así sucesivamente sin saber dónde acabará todo?
Y para que veáis que podemos mimar nuestros paladares y estómagos, no sólo sin remordimientos, sino también sin necesidad de tener que esperar a un acontecimiento señalado, he vuelto a la composición tipo layer cake con esta ya clásica tarta de zanahoria (o carrot cake)...
Es difícil encontrar algo más fácil de hacer que este Banana Bread. Más o menos igual de complicado es resistirse a su sabor suave pero inconfundible y a su textura jugosa y húmeda.
La receta que os traigo hoy es todo un clásico de la repostería americana, las icónicas chocolate chip cookies. Y si os han gustado las historias que envuelven algunas de las recetas que ya he publicado anteriormente, espero que la de hoy no vaya a ser menos, porque ésta también tiene un pasado...