A pesar de haber hecho un alto en el camino para disfrutar estas fiestas como se merecen, no quería dejar pasar este día tan especial para muchos sin acordarme de todos vosotros y dedicaros este post.
Aunque en algunas latitudes las celebraciones navideñas ya hayan quedado atrás, en otras, sin embargo, seguimos preparando el próximo y último acto de estas fiestas: la noche de Reyes.
Una entrada express este precioso lluvioso día de Navidad para desearos lo mejor. Porque sois los mejores seguidores que un blog podría desear tener. Y porque una buena taza de cacao caliente me parece una manera deliciosa de desearos todo mi cariño en estas fechas. ¿Me acompañáis?
Desde que descubrí que para hacer estos dulces navideños en casa no había que pertenecer necesariamente a la Orden Secreta del Mantecao Sagrao, es decir, que cualquiera puede hacer una docena en un periquete, está escrito en alguna parte que, en cuanto llegan estas fechas (y este año se me ha hecho un poco tarde), comienza la temporada.
El de hoy es un dulce del que, reconozco, nunca había oído hablar hasta hace bien poco: los requetebritánicos y archinavideños mince pies.