Desde que descubrí esta por lo general desconocida hortaliza (o fruta para algunos), es ver ruibarbo en la frutería —no precisamente el chico más popular del lugar— y no poder resistirme a comprarlo y preparar algo con él...
Esta nueva entrega no podría empezar mejor. Y es que estoy entusiasmada ante la perspectiva de poder desmenuzar una nueva historia culinaria en torno a un venerado postre ancestral que ha vencido con gallardía el desafío del paso del tiempo...
Tras un buen repertorio de esas entrañables delicias de la repostería más tradicional anglo-americana —como han sido los scones, biscuits, crumbles, pies y un largo etcétera—, he pensado que ya iba siendo hora de que un buen cobbler hiciera acto de presencia por el blog.
A pesar de haber hecho un alto en el camino para disfrutar estas fiestas como se merecen, no quería dejar pasar este día tan especial para muchos sin acordarme de todos vosotros y dedicaros este post.
El apple crumble es la solución perfecta para esos momentos en que te zamparías una reconfortante y siempre bienvenida ración de tarta de manzana (apple pie), pero no estás por la labor de ponerte a amasar o encaminarte hasta donde sirvan la mejor tarta de la ciudad.