Y por fin la receta que siempre he querido preparar creo que casi desde el primer día que empecé en esto de la repostería;
Hay vida después de las vacaciones de verano. Y no tiene por qué ser más dura de lo estrictamente necesario. Así que aquí estoy hoy con mi pequeño homenaje a modo de resarcimiento.
Es el tema del momento. No se habla de otra cosa. El verano toca a su fin. Cuesta hacerse a la idea con el calor que sigue haciendo por algunas latitudes, así que el espíritu lúdico-festivo parece resistirse a despedirse del todo.
Se acerca la Semana Santa y, tal y como sucede en otras fechas señaladas del calendario, millones de cocinas en todo el mundo empiezan a trabajar a toda máquina para preparar las recetas más tradicionales.
¿Qué criatura viviente que les haya dado un mordisquito alguna vez no adora los cinnamon rolls? Esta que escribe, desde luego que sí (sí al mordisquito, sí a adorarlos, sí a todo…).
Se nos acaba el otoño casi antes de darnos cuenta de que había llegado, pero eso no significa que con él se acaba el tiempo de llenar nuestros hornos de calabaza (y nuestras cacerolas, y las cucharas, y las despensas;
Todo el mundo sabe qué es un donut (o doughnut, ¿qué difícil, no?). Los venden en todas partes y a todas horas, pero ¿hacerlos en casa?