Siempre que se presenta, me parece una buena ocasión volver sobre la cuestión de lo que hace que un muffin sea un muffin, un cupcake un cupcake y una magdalena, precisamente eso, una magdalena. Y aunque haya similitudes evidentes entre sí...
Pocas cosas me hacen perder el norte como el pronóstico de una tanda de ricos scones recién horneados. Pues tal y como os comentaba —o más bien, os advertía— algunos posts atrás, el tema de los scones requería un espacio dedicado a ellos en exclusiva.
Cuando te pasas el día (exageración) leyendo recetas en inglés, e investigando acerca de sus ingredientes, origen, etc., te das cuenta de que, además de la complicación que algunas veces supone su puesta en práctica (sólo algunas veces), existe también todo un entramado de términos que no siempre son lo que parecen de buenas a primeras.
¿Habíais oído hablar de los English muffins? De algo suenan, ¿verdad? Pues pese a compartir denominación con los archiconocidos muffins americanos, las similitudes que pueda haber entre ambos son mera coincidencia;