Si hace unos años me hubieran dicho que iba a poder disfrutar de un gofre cuando lo quisiera y como lo quisiera, sin tener que esperar a una ocasión especial o a descubrir alguna fórmula ancestral, guardada bajo siete llaves en el corazón de la montaña más recóndita y custodiada bajo la mortífera mirada de la criatura más aterradora que se haya conocido jamás...
Puesto que he llegado a la conclusión de que he perdido la cuenta de las veces que he tenido que escribir la receta de la salsa de caramelo —tanto la versión clásica como la por muchos adorada salsa de caramelo salado...