Me vais a disculpar la tontería, porque no, los vikingos en verdad no se ponían finos con estos muffins —ni con estos ni con otros—, pero bien los habrían disfrutado de haber tenido un horno a mano por aquellos entonces...
Siempre que se presenta, me parece una buena ocasión volver sobre la cuestión de lo que hace que un muffin sea un muffin, un cupcake un cupcake y una magdalena, precisamente eso, una magdalena. Y aunque haya similitudes evidentes entre sí...