– El enemigo nº 1 de todo cheesecake son las grietas. Para prevenirlas podemos tener en cuenta algunas cuestiones fundamentales:
? Asegúrate de que todos los ingredientes están, efectivamente, a temperatura ambiente, en especial el queso crema, los huevos y la nata líquida.
? No batas en exceso la mezcla, sobre todo a la hora de agregar el azúcar al queso crema.
? No excedas el tiempo de horneado; es un tanto delicado, porque todo depende de cómo vayamos interpretando lo que observamos: ni todos los hornos calientan igual, ni todos los ingredientes reaccionan de la misma manera. Nuestro cheesecake estará hecho justo cuando se haya cuajado la mayor parte del relleno, pero el centro siga algo húmedo y tierno (temblará un poco al moverlo ligeramente).
? Utiliza siempre el molde adecuado (preferiblemente, de base extraíble y cierre lateral) y asegúrate de que está perfectamente engrasado; si el relleno se quedara pegado al molde, provocaría grietas al enfriarse.
? No desmoldes tu cheesecake hasta que no esté bien refrigerado. Cuando lo hagas, retira el anillo lateral del molde con cuidado (si estuviera pegado, pasa un cuchillo fino y previamente calentado bajo el grifo de agua caliente, alrededor de la tarta para separarla del molde), pero sírvelo sobre la misma base.
– Hay quien prefiere saltarse todo el tema del agua caliente añadida durante el horneado. Yo considero que es una práctica, aunque algo engorrosa, infalible para conseguir una cocción más uniforme y relajada, lo que previene, además, la formación de grietas. En caso de omitir el baño de agua caliente, hay que ir jugando con las temperaturas del horno; empezar con unos 240ºC / 465º F iniciales (los primeros 10 minutos) y reducirlos, sin abrir el horno, a 100ºC / 215º F durante 1 – 1 ¼ horas más hasta acabar con el tiempo de horneado.
– El turrón de Jijona, el blando, suele contener pequeños trocitos de almendra. Si quisiéramos que el relleno de nuestro cheesecake quedara perfectamente liso y suave, podemos pasarlo por un colador en el momento de verterlo dentro el molde.
– Los cheesecakes se pueden congelar perfectamente (sin el acompañamiento) durante un par de meses. Han de envolverse en film transparente y después en papel de aluminio para evitar que el frío los dañe.
– Día nacional del cheesecake: 30 de julio.