Salvo en ocasiones especiales, es generalmente cierto que no nos apetece complicarnos demasiado la vida para llegar a disfrutar de un buen dulce casero, pero no por eso queremos renunciar a todo el sabor, la ternura y la esponjosidad de un verdadero bizcocho como es debido....
Pocas cosas reconfortan tanto durante los fríos días de invierno como un rico bizcocho casero a media tarde, compañero ideal de esa taza calentita de café, té, chocolate...
Sabía que esto iba a pasar. Lo intuía. Es llegar el fresquito y empezar a preparar recetas con chocolate, todo uno.
Francamente, no sé cómo ha podido pasar que, a estas alturas del año, aún no haya publicado ninguna receta con fresas cuando en casa llevamos consumiéndolas por kilos desde el mismo instante en que llegaron al mercado.
A pesar de haber dicho en posts anteriores que no estaba muy «calabacera» este año, todos sabemos perfectamente que era sólo cuestión de tiempo que, antes o después, acabara cayendo alguna receta con esta hortaliza tan popular en estos tiempos.
Siempre he admirado este tipo de bizcochos. Para empezar, visualmente me atrae su sencillez, delicada y desnuda; para finalizar, la larga tradición que lleva a sus espaldas, eso siempre me intriga.
Es difícil encontrar algo más fácil de hacer que este Banana Bread. Más o menos igual de complicado es resistirse a su sabor suave pero inconfundible y a su textura jugosa y húmeda.